Yo no conocía el término de «orden patriarcal» mas ya sabía en qué consistía, es más, hasta lo he atestiguado en el curso de mi vida a través de vivencias personas, de otros y tanto en la literatura como en el cine, aunque bien es cierto, de manera tácita.
Eso hasta la clase que tuve el pasado viernes, ahí aprendí que esa fuerza, que ese fenómeno, esas dinámicas sociales de la naturaleza varonil tenía un nombre: orden patriarcal, en ese marco, tener como actividad ver una película como El Poder del perro, permite que uno la vea con unos anteojos distintos, pues, bien es cierto que lo que no se nombra es como si no existiera (pese a que ahí esté), esas gafas ayudan a identificar a los personajes dentro de ese orden, a saber: Phil, Peter, y George.
Lagarde y de los Ríos (2022) sostiene que, bajo el orden patriarcal, el género masculino concentra y reproduce estructuralmente el poder, sea político, sea simbólico o sea material, y que gracias a esa legitimación cultural e institucional se lo presenta como natural y superior (p. 85); esa naturalización ideológica, sustentada en normas, tradiciones y prácticas institucionales, permite que los hombres accedan y custodien los espacios de decisión y que (p. 89), aun los más subordinados entre ellos, puedan ejercer formas de dominio sobre las mujeres (p. 91)
En la película, esa vaina de orden patriarcal se deja ver fácilmente: Phil es lo que la sociedad en ese momento veía como el varón ejemplar, en últimas, un sujeto que no le presta mucha atención a su aseo personal, carece de modales y sutilezas, a ojos de resto procura verse fuerte y sin debilidades, descalifica a los demás y se burla de los que ve como débiles, etcétera; por otro lado, tenemos a su hermano, George, un tipo más calmado, estudiado, aseado y con modales, y más presto a demostrar que es una persona que sufre, y le gustaría dejar de hacerlo, y tener la cálida compañía humana, cosa que Phil detestó arduamente procurando siempre descalificar la elección de esposa de su frater.
Y en el otro extremo, Peter. Un chico que no le dió vergüenza (como luego entendemos que pasaba con Phil) mostrar quién es, alguien gentil, más femíneo, con pasatiempos más delicados y artísticos.
Bajo el orden patriarcal, el referente es Phil, el vaquero, el hombre, pero irónicamente es el más infeliz de todos, termina siendo una simple máscara, él, que mide, descalifica y se burla de los temas mientras sus secuaces aplauden esconde una vasta vulnerabilidad y soledad, fruto precisamente de esconder su sentir por la tradición de masculina hegemonía que tanto le impusieron. Se encuentra bajo tal dominación que presume de no asearse y de ser «un vaquero» pero luego vemos lo contrario: acostumbra darse baños en el río casi a diario, y posee un escondida bien lejos de sus semejantes donde esconde sus posesiones más íntimas y probablemente para su sociedad, poco varoniles, no obstante, debe demostrar ser un hombre rudo, de esos que no se bañan. De ello se tiene que:
Todos los hombres ejercen formas de dominio sobre otros hombres debido a la competencia que, como mecanismo de jerarquización, establecen entre ellos para ser superiores, mejores, exitosos, más hombres que los otros, y porque cada uno para sobrevivir patriarcalmente debe acaparar poderes e incrementar su poder. (Lagarde y de los Ríos, 2022, p. 89).
En esa línea vislumbramos un cambio muy considerable en él cuando es descubierto (contrario a lo que espera el orden patriarcal), cuando literalmente es visto desnudo por alguien más. Es ahí cuando se abre, y permite permitir que exista el camino donde pueda transitar su yo verdadero, sin disfraces hegemónicos. Se descubre, permite sentir y mostrarse, al igual que probablemente como lo hizo con su tan admirado «mejor amigo» Bronco Henry.
Y es que Peter, con su particularidad y aparente contrariedad con Phil viene a ser una herramienta de identificación de cuán cruel y negativo es ese Orden Patrial. Pues el chico ni siquiera es débil en el sentido peyorativo que usan Phil y sus obreros; su curiosidad artística y cirujana y su modo de estar en el mundo demuestran que hay otras formas de fuerza y masculinidad.
La inesperada relación entre estos hombres heridos, vulnerables y escondidos es una de las lecciones más potentes de la película. Quién más sufre y se siente sólo es el que más desprecio demuestra al mundo, y la manera de vencer ese odio que genera el no aceptarse por lo socialmente establecido no se vence con violencia, sino con reconocimiento activo de lo que se siente y la comunicación asertiva.
Al inicio del filme, pese a las groserías y malos tratos que daba Phil no fui capaz de odiarlo porque ya presentía lo que pasaba. No era feliz, y no se puede despreciar al que es infeliz. Y su pago, si es que existe algo así, a todas sus acciones tan machas fue morir inmediatamente luego de ser visto y sentido sinceramente por alguien más. Sin máscara.
Esto me hace pensar, en unos versos de Camus en Calígula:
EL JOVEN ESCIPIÓN. Todos los hombres tienen una dulzura en la vida. Eso los ayuda a continuar. A ella recurren cuando se sienten demasiado gastados.CALÍGULA. Es cierto, EscipiónEL JOVEN ESCIPIÓN. ¿No hay, pues, en la tuya, nada semejante? ¿La proximidad de las lágrimas? ¿Un refugio silencioso?CALÍGULA. Sí, a pesar de todo.EL JOVEN ESCIPIÓN. ¿Y qué es?CALÍGULA (lentamente). El desprecio.
Naturalmente, un diálogo fuera de contexto pero que pueda servir para retratar la siguiente idea a modo de conclusión: ante la imposibilidad de poder ser quién se quiere ser, ante no poder ser feliz por las barreras por el mundo (que en buena medida es de hombre), y a paredes autoimpuestos, sólo queda el desprecio. Hacia uno mismo y hacia los demás.
Y es precisamente ese desprecio, alimentado por la naturalización de la violencia y por la legitimación cultural del poder viril, el que revela el carácter sistémico del orden patriarcal y la urgente necesidad de su crítica y superación. Desde la lectura de Lagarde y de los Ríos (2022, p. 91) se advierte cómo la atribución de la violencia a instintos arcaicos despolitiza su construcción social y libera a las instituciones y a los sujetos de la responsabilidad de su transformación; simultáneamente, la disputa masculina por la hegemonía se vuelve un núcleo de identidad y en mecanismo de valorización que legitima la dominación contra hijos, compañeras, subordinados y «enemigos», consolidando jerarquías y prácticas discriminatorias. Por tanto, el combate contra el orden patriarcal no ha de ser mero gesto simbólico ni recriminación moral aislada sino que exige un proyecto político y jurídico de desnaturalización, que reconozca la pluralidad de formas de fuerza y masculinidad. De ahí la necesidad de cuestionar temas como el Orden patriarcal, y vencer al odio y la discriminación.
References
Camus, A. (2000). Calígula (M. Guede Oliva, Ed.; M. Guede Oliva, Trans.). IGAEM.
Lagarde y de los Ríos, M. (2022). Género y feminismo: Desarrollo humano y democracia. Siglo XXI Editores – México.
Campion, J. (Director). (2021). El poder del perro [The Power of the Dog] [Película]. New Zealand Film Commission; BBC Film; Cross City Films; See-Saw Films; Bad Girl Creek; Max Films; Brightstar.
Jhon Santodomingo,
Santa Marta, 2025.
P.S. Imagen realizada con IA.
Recommended1 dieron "Me gusta"Publicado en Antropología y Género
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