El uso del campus virtual en la enseñanza universitaria representa una herramienta fundamental que, bien implementada, puede enriquecer significativamente el proceso educativo. Entre sus principales beneficios destaca la flexibilidad que ofrece tanto para docentes como para estudiantes, permitiendo el acceso a contenidos, actividades y evaluaciones en cualquier momento y desde cualquier lugar, lo que facilita la conciliación con otras responsabilidades. Además, fomenta la autonomía del estudiante, promueve el aprendizaje colaborativo mediante foros y recursos compartidos, y permite una retroalimentación continua y personalizada. Sin embargo, también presenta desafíos importantes. La brecha digital persiste como una barrera, especialmente para estudiantes con acceso limitado a tecnología o conectividad. Asimismo, la sobrecarga de trabajo digital, y el riesgo de despersonalización de la enseñanza son aspectos que requieren atención. Por ello, es indispensable una formación pedagógica y tecnológica adecuada del profesorado, así como el diseño de estrategias didácticas que no solo reproduzcan el modelo presencial, sino que aprovechen las ventajas del entorno virtual para promover un aprendizaje activo, inclusivo y significativo.