Desde el momento en que nacemos, buscamos contacto, afecto y seguridad. El apego es ese lazo emocional profundo que se forma principalmente con nuestros cuidadores, y que influye de manera significativa en nuestro desarrollo emocional, social e incluso físico. La teoría del apego, propuesta por John Bowlby, señala que una relación estable y afectuosa con al menos una figura cuidadora es esencial para el desarrollo saludable de un niño. Pero… ¿Qué pasa cuando ese vínculo se ve interrumpido o es inseguro?
Diversos estudios muestran que los niños con apego seguro tienden a desarrollar una mayor autoestima, habilidades sociales más sólidas y una mejor regulación emocional. En cambio, los niños con apego inseguro pueden presentar dificultades en sus relaciones interpersonales y una mayor predisposición a trastornos emocionales en la adolescencia y adultez. Por eso, es fundamental que los padres, cuidadores y profesionales de la salud reconozcan la importancia de este vínculo y trabajen por fortalecerlo desde los primeros días de vida.

Conclusión: El apego no es solo un vínculo afectivo, es la base sobre la que se construye la personalidad y la estabilidad emocional. Cuidar del vínculo con nuestros hijos o pacientes en la infancia es una inversión que deja huella toda la vida..
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