Posibilidades del transmedia en el documental de denuncia en comunidades víctimas de violencia climática en la Zona Bananera

El Departamento del Magdalena es una región con rica historia y tradiciones que abarcan mucho más allá de su capital, Santa Marta. Su economía, cultura y patrimonio están fuertemente ligados a su geografía: marcada por la Sierra Nevada de Santa Marta, un macizo montañoso crucial para el ciclo hidrológico del departamento; las llanuras de cultivo que sustentan a sus habitantes; los cuerpos de agua como el Mar Caribe y el Río Magdalena y su delta; y finalmente, los ríos que nacen de la Sierra Nevada y la Ciénaga Grande de Santa Marta.

En este contexto, encontramos desde el pueblo palafito de Bocas de Aracataca, cuya existencia está ligada al complejo lagunar, la vida anfibia y la pesca, hasta los pueblos indígenas en lo alto de la Sierra Nevada, que conservan su pasado ancestral gracias a su aislamiento geográfico. Entre estas subregiones se ubican las fértiles llanuras costeras, beneficiadas por la pluviosidad, ríos y acuíferos, que han permitido el desarrollo agropecuario y ganadero, destacándose las industrias de banano y palma de aceite. El más preocupante radica en un derecho fundamental continuamente vulnerado: el acceso al agua, propiciado por el acaparamiento y manipulación de los ríos por parte de grandes propietarios. Esto lleva a que los pequeños productores deban rematar sus tierras al no poder cosechar, ni en invierno por inundaciones de sus cultivos, ni en verano por el desvío de ríos hacia grandes plantaciones. Pese a las condiciones naturales favorables, los habitantes enfrentan la falta de acceso al agua debido al acaparamiento y manipulación de los ríos por grandes propietarios. Esta situación ha llevado a pequeños productores a vender sus tierras, incapaces de cosechar debido a inundaciones o desvío de ríos.

Para abordar esta problemática, este autor, junto a miembros de la comunidad de Zona Bananera, desarrolló el proyecto documental “Donde Acaban los Ríos” (anteriormente “Acuatenientes”), un esfuerzo transmedia que busca narrar una historia de injusticia y resistencia, transformando a la comunidad en narradores activos y empoderados.

Desde el inicio, se reconoció la necesidad de que la comunidad se apropiara de los conceptos y procesos que rigen su entorno y su lucha. Se diseñaron talleres que abordaron temas cruciales como el medio ambiente, alfabetización digital y audiovisual, estrategias de comunicación digital, memoria histórica, denuncia y el uso de plataformas estatales como datos abiertos. Estas herramientas son fundamentales para la visibilización, control y denuncia que realizan los líderes comunitarios.

Los talleres comenzaron con sesiones de concienciación ambiental, lideradas por las antropólogas Eliana Toncel y Laura Chávez, junto con líderes comunitarios como Vladimir, Jhon y Guillermo. En estas sesiones, los habitantes profundizaron en la comprensión de los ríos y su importancia para la vida y economía local, interactuando con la información y relacionándola con sus propias experiencias.

A medida que los talleres avanzaban, la alfabetización digital y audiovisual se convirtió en una herramienta poderosa. Los participantes aprendieron a utilizar cámaras, grabadoras y software de edición. Esta etapa fue especialmente emocionante para los jóvenes, quienes vieron en estas habilidades una forma de contar su propia historia. Como director del equipo, ofrecí mi experiencia y entusiasmo para guiar a los nuevos narradores en su viaje audiovisual.

La siguiente fase se centró en las estrategias de comunicación digital. La comunidad aprendió a crear y distribuir contenido de manera efectiva. La creación de la página en Facebook “Zona en Marcha” fue un hito, convirtiéndose en un espacio donde los habitantes podían compartir noticias, testimonios y denuncias. Con el apoyo de los profesionales del equipo, comenzaron a trasladar la información recolectada a través de las redes sociales, ampliando la visibilidad de las problemáticas del territorio.

La memoria histórica y la denuncia se convirtieron en pilares del proyecto. Los habitantes empezaron a recoger testimonios de ancianos, víctimas de injusticias y aquellos que habían luchado por el agua durante décadas. Esta recopilación no solo sirvió para el documental, sino que también fortaleció la identidad y cohesión de la comunidad.

La indagación de datos a través de requerimientos oficiales y el uso de plataformas estatales como datos abiertos fue una fase desafiante. Los habitantes aprendieron a solicitar información a las autoridades, interpretar datos y utilizarlos para fortalecer sus denuncias. Este proceso les permitió entender mejor las dinámicas de poder y les dio herramientas para combatir la corrupción y el abuso de poder.

Una vez que los datos fueron encontrados y procesados, la comunidad, con mi apoyo y el del equipo de profesionales que me acompañan, comenzó a compartir esta información en redes sociales. La página “Zona en Marcha” se llenó de infografías, videos explicativos y testimonios en vivo. Esta visibilización atrajo la atención de medios nacionales e internacionales y motivó a otras comunidades, especialmente de La Guajira y el Departamento del Cesar, a seguir el ejemplo de la Zona Bananera.

El siguiente paso es la creación de un seriado podcast, un esfuerzo colectivo donde voces de campesinos, comunidades afro, pescadores, indígenas, víctimas y mujeres se unen para narrar sus visiones sobre el agua y los ríos de su territorio. En comunidades rurales como esta, la radio sigue siendo un medio de comunicación dominante. Ofrecer este podcast gratuitamente a emisoras comunitarias podría plantar semillas de concientización en comunidades campesinas afectadas por problemas ambientales similares. El podcast busca convertirse en un archivo viviente de la lucha y esperanza de la comunidad.

Este enfoque transmedia no solo enriqueció el proyecto documental, sino que transformó la producción audiovisual y el rol del productor. En un proyecto transmedia, el productor no es solo un narrador pasivo que documenta eventos; se convierte en facilitador, mentor y aliado de la comunidad. He tenido que adaptarme a las exigencias del trabajo con múltiples plataformas y equipos multidisciplinares, entendiendo diversas tecnologías y compartiendo el control creativo con la comunidad. La planificación es más compleja y requiere flexibilidad, ya que la narrativa se expande a través de videos, redes sociales, podcasts y otros medios, demandando coordinación continua y capacidad de adaptación. Como equipo, hemos manejado grandes volúmenes de información, interactuado con diferentes tecnologías y plataformas, y trabajado estrechamente con la comunidad para asegurar que sus voces y perspectivas fueran fielmente representadas.

En conclusión, el proyecto “Donde Acaban los Ríos” no solo busca narrar una historia de resistencia, sino empoderar a sus protagonistas y a la comunidad a través de su integración en la realización. Este enfoque ha transformado la concepción y el flujo de trabajo, haciendo que el productor sea un facilitador y mentor, permitiendo que la comunidad se convierta en narradora activa de su propia historia. La visibilización y el impacto de estas historias no dependen solo del talento del cineasta, sino del poder colectivo de una comunidad empoderada y unida en su lucha.

Si quieres saber más sobre el proyecto, sigue el link a continuación para visualizar el teaser: https://youtu.be/FbM19ojlQu0

Recommended2 Me gustaPublicado en Arte y Producción, Comunicación

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