El LCA, o Life Cycle Assessment, es una metodología para evaluar los impactos de un producto, proceso o servicio durante toda su vida útil: desde la extracción de materiales hasta su disposición final. Para el caso de proyectos de energía eólica, tanto onshore (continental) como offshore (costa afuera), esto significa no solo medir la electricidad que genera, sino también el impacto de fabricar, transportar, instalar, operar y finalmente desmontar cada turbina o componente utilizado dentro del proyecto.
En un parque eólico continental, la huella inicial se concentra en la producción de acero y hormigón para las cimentaciones. En uno marino, el mayor peso está en las operaciones marítimas y las grandes estructuras necesarias para resistir el entorno. En ambos casos, la fase de operación tiene un impacto ambiental muy bajo en comparación con las energías fósiles. En la siguiente ilustración, puedes ver tú mismo la comparación:

«El LCA nos enseña que cada decisión, desde el diseño hasta el desmantelamiento, influye en el verdadero impacto de la energía eólica. La transición energética no solo se trata de producir más energía limpia, sino de hacerlo con el menor impacto posible.»
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