La adolescencia es conocida como una etapa de transición de la niñez a la adultez, la cual tiene como objetivo que el adolescente desarrolle ciertas habilidades que lo llevarán a poder participar en la sociedad adulta y así hacer parte de esta (Moreno, 2015); también se conoce que en esta etapa se modifican ciertas estructuras corporales, de identidad, de relaciones con la familia y la sociedad, etc. Cuando hablamos de desarrollo social se debe aclarar que este es un proceso que se da a partir de la interacción que existe entre el individuo y la sociedad, y esta interacción ayuda a que el adolescente adquiera ciertas pautas de comportamiento de acuerdo a ciertas normas o el aprendizaje adquirido, esto también lo llevará a adquirir cierta identidad con respecto a las relaciones sociales y su nivel intelectual; gracias a ellos se puede definir el desarrollo socioemocional como un proceso de aprendizaje de la toma de decisiones a nivel emocional y habilidades sociales, un aprendizaje altamente importante para el desenlace de su vida, la familia en esto juega un gran papel pues su guía permitirá al adolescente a prevenir situaciones poco agradables, mientras que si el adolescente carece de esta se puede facilitar el encuentro de problemas y situaciones poco beneficiosas para obtener el desarrollo adecuado.
Las distintas etapas que cruza el ser humano a lo largo de su vida contienen retos y aprendizajes acorde a su madurez mental, en el caso de la adolescencia se evidencian retos de carácter social y emocional que pueden resultar amenos o realmente brusco acorde a como el adolescente logre adquirir conocimiento y desenvolverse en sociedad, es importante como este se desenvuelve en sociedad ya que en esta etapa se abre la puerta al mundo de los adultos, donde las cosas son mucho más complejas y a veces un tanto confusas. De acuerdo con Urra (2008) la instancia socializadora más enriquecedora es la familia pues esta introduce las consistencias ideológicas y emocionales sólidas para la creación de actitudes, hábitos, valores y estructuras de los adolescentes, pero no sé queda en un mensaje receptor para el adolescente, sino que los padres en ciertas ocasiones lo son igualmente. Siguiendo con lo anterior esto permite que existan conflictos entre padres e hijos, claramente significativos.
En los adolescentes podemos encontrar que su regulación emocional es más difícil de sobrellevar, pues estas es el monitoreo, evaluación y modificación de las relaciones emocionales el pos cumplimiento de metas, estas necesitan que se reconozcan los estímulos emocionales, se tome en cuenta la necesidad de regularlos y se tome una decisión adecuada para la regulación de la emoción. Pero para esto se necesita la participación del área frontal ya que es fundamental la toma de decisiones, el control inhibitorio, memoria de trabajo, la toma de perspectiva y el pensamiento abstracto, cabe destacar que en la adolescencia esta área está en pleno desarrollo (Torralva, 2019).
En esta se evidencia en gran proporción las emociones negativas y estas fluctúan, también es importante saber que estas pueden ser intensas y extremas dando como consecuencias que se vuelvan más reactivos, por ello en la adolescencia se busca la autorregulación de estas emociones, para así de una forma más tranquila, se logre que el adolescente tome la decisión que más le favorece.
Referencias
- Urra, J. (2008). ¿Qué ocultan nuestros hijos? El informe que nos cuenta los secretos de los adolescentes y lo que callan sus padres. Madrid: Narcea
- Moreno, A. (2015). Capítulo I: qué es la adolescencia. La adolescencia. Barcelona: editorial UOC. ISBN: 978-84-9064-985-5
- Torralva, T. (2019). Capítulo 4: desarrollo social y emocional. Cerebro adolescente.
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