Diferentes estudios han demostrado el desarrollo cognitivo como característica de la adolescencia sobre todo en cuanto al perfeccionamiento de diferentes habilidades cognitivas, entendiendo que las más “básicas”, desarrolladas en la infancia, fungen como soporte de funciones más complejas (Torralba, 2019). Así pues, un aspecto clave de la cognición adolescente es el desarrollo prefrontal y el desarrollo límbico, mientras que el primero se asocia a lo racional y tarda en desarrollarse por completo, el segundo está ligado a lo emocional y permanece activo y dominante en la adolescencia, así las respuestas conductuales del adolescente están mediadas por la amígdala (que tiene mayor actividad frente a la corteza-prefrontal), y se manifiesta en conductas reactivas y emocionales que dan cuenta del proceso de maduración que se está llevando, es decir, su desarrollo cognitivo, pero este a su vez determina en cierta medida el comportamiento del adolescente frente a otras áreas del desarrollo; en nuestra labor como psicólogos y psicólogas debemos reconocer y valorar las implicaciones a nivel funcional del desarrollo cognitivo, nos enfocaremos a continuación en las implicaciones del mismo en el comportamiento social.
En cuanto al estudio de factores sociales en el desarrollo cognitivo se puede decir que no es tarea fácil, pues hace décadas las teorías reconocen, de algún modo, tanto factores sociales como individuales o genéticos, así que la labor es discriminar las implicaciones de lo social entendiendo que no actúan de manera aislada respecto a dichos factores individuales. Dentro de los errores más comunes están la excesiva necesidad de discriminación o el extremo opuesto, donde no hay una diferencia clara y, por último, la falta de claridad respecto al uso del término “social” (Dongo, 2009).
Piaget e Inhelder (1955) citados por Torralba (2019), atribuyen la inserción en la sociedad de los adultos como carácter fundamental de la adolescencia y objetivo principal del desarrollo cognitivo; como ha sido mencionado en cantidad de ocasiones, la socialización e interacción con él entorno juega un papel innegable e importante dentro del desarrollo de ser humano y las influencias y cambios que se dan ocurren bidireccionalmente, es decir, el adolescente es sujeto pasivo pero también activo en su entorno, este lo transforma a la vez que se ve transformado por él.
Durante la adolescencia ocurre un reajuste social, en la infancia la principal figura de socialización es la familia, durante la adolescencia el joven se apoya y busca aprobación en otros sistemas o entornos de interacción, generalmente en su grupo de pares, amigos, compañeros y sociedad en general, es esta etapa del ciclo vital la que es crucial en el desarrollo social y que va a influir en nuestras formas de relación a futuro, es por ello que Moreno (2015) le atribuye a la adolescencia una nota diferencial, pues nos conduce a la madurez y nos permite acceder a la condición de adultos. Las nuevas capacidades del pensamiento obtenidas en el desarrollo cognitivo influyen en las relaciones que se establecen con el entorno; en la reorganización de la identidad causa de la madurez psicológica que se da según Moreno (2015) en la adolescencia media, juegan o participan distintos actores, como la cultura y la sociedad; la necesidad que surge en esta etapa por reconocerse y validarse a través de la mirada del otro (que a su vez cumple con estándares impuestos culturalmente) permea nuestras formas de interactuar y socializar, todo esto en pro de construir una identidad que inicialmente tiende a satisfacer a los demás (en la búsqueda de aprobación, sentirse amado y respetado) y que posteriormente buscaremos que nos distinga de los otros (Ives, 2014).
Si bien estas nuevas capacidades del pensamiento nos permiten una mejor relación con el entorno, habilidades de comunicación más complejas, reorganizar nuestra identidad y reconocernos, se hace necesario que los adultos refuercen positivamente estas capacidades, exponiendo razones, conciliando y mejorando la comunicación con el adolescente. También es importante que se creen y socialicen herramientas y mecanismos para que el adolescente saque el mejor provecho a sus nuevas habilidades y pueda afrontar exitosamente la adultez.
Por: Esmeralda Herrera y Tania Ospina
REFERENCIAS
- Dongo M., A. (2009). Significado de los factores sociales y culturales en el desarrollo cognitivo. Revista De Investigación En Psicología, 12(2), 227–237. https://doi.org/10.15381/rinvp.v12i2.3767
- Ives, E. (2014). La identidad del adolescente, cómo se construye. Revista de formación continuada de la sociedad española de medicina de la adolescencia. https://www.adolescenciasema.org/usuario/documentos/02-01%20Mesa%20debate%20-%20Eddy.pdf
- Moreno, A. (2015). La adolescencia. Editorial UOC. Barcelona, España.
- Torralba, T. (2019). Cerebro adolescente: riesgos y oportunidades. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.
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