Las transformaciones que se producen en la adolescencia además de las físicas y psicológicas, son las que obedecen al nivel social y afectivo, estas son las que veremos a continuación.
Esta es una etapa en la que el adolescente experimenta el deseo de desprendimiento de sus padres para iniciar el camino hacia la independencia, consolidación de la identidad, autoimagen y autonomía, los cuales son factores importantes para la consolidación de las relaciones que establece con los demás. Así pues, según Bravo y Pérez (2016) el adecuado desarrollo socioafectivo del adolescente comprende una serie de habilidades que, al igual que las habilidades intelectuales, evolucionan en la medida que se estimulan, lo que implica una formación intencionada y gradual, para alcanzar los niveles de logro esperados, en cada etapa de la vida.
Esas habilidades sociales son las que le ayudarán a los jóvenes a resolver los nuevos conflictos de manera efectiva para sí mismos y para el contexto, es decir, les permiten comprender a los demás e interactuar con ellos. Es aquí donde surgen el pensamiento más abstracto y los conceptos más complejos, como la personalidad, la jerarquía social, la autoimagen, la identidad.
La consolidación de la identidad es un proceso de naturaleza psicosocial pero también contiene elementos del desarrollo cognitivo, el adolescente se percibe al igual que es percibido por los demás y se compara con ellos; estas percepciones pueden ser conscientes o inconscientes, con connotaciones afectivas, tal como lo plantea Márquez (1980) es el reconocimiento y la aceptación lo que asegura un concepto positivo de sí mismo.
Por otra parte, en este período los sentimientos fluyen con mucha fuerza y variabilidad, el estado psíquico se excita con facilidad, a veces es obstinado, terco, egoísta, otras veces se está de buen humor. El joven sufre la influencia de todas las impresiones y cambia todo momento, experimenta un entusiasmo enardecedor y luego se hunde en el sentimiento de la derrota. Por tanto, a esta edad hay que ordenar el alma, dominar las pasiones, luchar contra las malas inclinaciones, que se oponen al libre desenvolvimiento del carácter; es así como se va cristalizando el estilo de vida, el modo propio de abordar los problemas, especialmente los afectivos. Para esto, es necesario que el adolescente desligue la idea del deber con la pérdida de libertad, el verdadero significado de libertad no consiste en luchar contra toda regla, esto sería libertinaje, desenfreno; dado que los instintos libres del control de la inteligencia conducen al hombre a cosas que aparentan ser buenas pero que en realidad hacen mucho daño. Es preciso que se le enseñe a los jóvenes a distinguir entre lo que desean y lo que verdaderamente les conviene, y que si no se esmeran en hacer lo que tienen por deber, no serán verdaderamente libres.
Pero para esto está la familia, es aquí donde el adolescente aprende toda estas realidades, donde empieza a forjar el carácter, donde aprende a dominarse y tener un buen autoconcepto ya que cuando los padres o familia brindan amor y apoyo a sus hijos, crecen fortalecidos en seguridad confianza y buena autoestima para enfrentarse a ese mundo social que va a influir su vida de manera directa, ya que se sabe que el adolescente en el transcurso de esta etapa se aleja de las interacciones familiares, para surgir su identidad social que es muy dada a nuevas interacciones como amistades y también las relaciones amorosas. Por ese motivo, que el adolescente llegue hasta esta etapa fortalecido con buen autoconcepto ayuda a forjar una mejor calidad de vida, pero para lograr esta nueva identidad, es necesaria que tenga esas habilidades sociales que fueron forjadas por una base familiar sólida y esto le ayudará a resolver situaciones de manera efectiva tanto para él como para su contexto. Estas herramientas son las que ayudan a que expresen sus sentimientos, actitudes, deseos y opiniones, respondiendo al medio y situación que se encuentren.
Pero si, por el contrario, el adolescente se enfrenta a todos estos cambios sin apoyo o seguridad, se verá afectada cada una de estas habilidades tanto emocionales como sociales, repercutiendo en las regulaciones emocionales del adolescente, ya que es importante considerar que los comportamientos sociales se asientan a en componentes que no son sociales, como lo son las funciones ejecutivas que permiten que controlemos nuestra conducta.
Por tanto, hacer énfasis en el tema familiar es oportuno en este texto, dado que concientizar a las familias o padres de la importancia que tiene brindar apoyo a sus hijos, y sobre todo a ese adolescente que se encuentra en un cambio importante y que está en la búsqueda de una identidad, conciliar ante situaciones difíciles o abrumadoras son estrategias que se pueden implementar para fomentar o forjar lazos importantes y seguros con los hijos.
Por: Milagros Baena y Yennifer Cohen
Referencias:
- Bravo, M. Pérez, V. (2016). Caracterización de la esfera socio-afectiva de preescolares sin amparo filial. Infomed. Vol. 32
- Marquez, L. Phillippi, A. y Coleman J. (1995). Psicología del desarrollo etapa de la adolescencia.
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