Integrantes
- Camila Fajardo
- Zharick Figueroa
- Maria Jose Guerra
- Ghiset Plata
En la actualidad, la educación enfrenta el desafío de adaptarse a la diversidad de aprendizajes y contextos de los estudiantes, en especial de aquellos con Trastorno del Espectro Autista (TEA). La evaluación, que debería ser una herramienta para comprender y potenciar el desarrollo, pero muchas veces se convierte en una barrera al utilizar métodos rígidos y poco sensibles a las particularidades individuales. Desde esta problemática surge la propuesta de la Evaluación Dinámica la cual se fundamenta en una visión integrada de la enseñanza y la evaluación como partes de un mismo proceso con el fin de comprender y fomentar el desarrollo de las habilidades de los aprendices. estrategia que sirve para valorar integralmente las habilidades de los niños con TEA, reconociendo su diversidad y potenciando su inclusión escolar.
De acuerdo con la UNESCO (2017), la inclusión no significa solamente acceso, sino garantizar la participación significativa de cada estudiante en la vida escolar. Por ello, es urgente contar con herramientas que trascienden la homogeneidad y permitan valorar las múltiples formas de aprender y comunicarse.

El impacto de una educación inclusiva
La educación inclusiva transforma las aulas en espacios de equidad, donde cada niño es reconocido por su potencial y no por sus limitaciones. Tal como señalan Booth y Ainscow (2015), construir escuelas inclusivas implica eliminar barreras y generar culturas de apoyo mutuo que fortalezcan la cohesión social.
En este sentido, un modelo de evaluación, no solo facilita la identificación de las capacidades del niño con TEA, sino que abre caminos hacia una educación más justa, en la que la diversidad es entendida como una riqueza para todos los estudiantes.
Modelo de Evaluación Dinámica
Este se define como una estrategia de valoración flexible, progresiva y multimodal que busca identificar tanto las competencias actuales del niño como su potencial de aprendizaje con apoyos adecuados. Sus componentes principales son:
Exploración contextualizada: Observación directa en entornos naturales (hogar, escuela, espacios de juego) y entrevistas a cuidadores y docentes. Según Bronfenbrenner (2005), el desarrollo sólo puede entenderse en interacción con los contextos inmediatos del niño.
Módulos flexibles de evaluación: Se valoran áreas cognitivas, comunicativas, socioemocionales y sensorial-motoras, priorizando el canal de aprendizaje preferente (visual, auditivo, kinestésico).
Evaluación dinámica: Basada en la propuesta de Vygotsky (1979), se analiza no solo lo que el niño logra de manera independiente, sino aquello que puede alcanzar con mediación o apoyos graduados.
Registro multimodal: Uso de videos, portafolios de evidencias y retroalimentación narrativa, que permiten un seguimiento más humano e integral (López, 2020).
Retroalimentación aplicada:Entregar los resultados en un lenguaje claro y práctico para familias y docentes, transformando la evaluación en recomendaciones útiles para el día a día.

Posibles obstáculos
La implementación de este modelo puede enfrentar desafíos, entre ellos:
- Resistencia institucional al cambio de metodologías estandarizadas
- Limitaciones en la formación docente para aplicar procesos dinámicos y flexibles.
- Tiempo y recursos adicionales requeridos para la observación contextual y la recopilación de evidencias.
Método
Juegos de interacción social adaptado
Se diseñan dinámicas lúdicas como turnarse en juegos de mesa, construir juntos con bloques o realizar juegos de roles.
Objetivo: Evaluar cómo el niño inicia, mantiene o responde a interacciones sociales.
Aplicación: El evaluador ofrece apoyos progresivos (gestos, modelado, instrucciones claras) para observar el nivel de mediación necesario para la participación activa.
Narrativas visuales con pictogramas e historietas
Se utilizan secuencias de imágenes para que el niño organice una historia, la narre o responda preguntas sobre lo que sucede.
Objetivo: Valorar comprensión de causa-efecto, lenguaje narrativo, inferencia y expresión verbal o alternativa.
Aplicación: Si el niño presenta dificultades verbales, se fomenta el uso de señalamiento, tarjetas de comunicación o sistemas aumentativos (PECS).
Retos de resolución de problemas con apoyos graduados
Se proponen pequeñas situaciones de resolución, como armar un rompecabezas, clasificar objetos por categorías, o encontrar diferentes usos de un mismo objeto.
Objetivo: Identificar estrategias cognitivas, flexibilidad mental y capacidad de planificación.
Aplicación: El evaluador inicia con mínima ayuda y, si el niño no logra resolver, introduce apoyos como ejemplos, preguntas guía o demostraciones, siguiendo la lógica de la zona de desarrollo próximo de Vygotsky (1979).
Observación de rutinas escolares y familiares
Se registran comportamientos del niño durante actividades habituales, como saludar, sentarse en círculo, participar en juegos colectivos, o seguir instrucciones en casa.
Objetivo: Analizar cómo transfiere aprendizajes a la vida cotidiana y su nivel de adaptación al entorno.
Aplicación: Se documenta tanto el desempeño autónomo como la necesidad de apoyo adulto o estructuración del entorno.
Diálogos y entrevistas colaborativas con padres y docentes
Conversaciones estructuradas para conocer intereses, comportamientos, reacciones emocionales y avances del niño.
Objetivo: Triangular la información recogida en las actividades con el testimonio de quienes conviven diariamente con él.
Aplicación: Se incluyen escalas de observación, relatos de experiencias y construcción de un portafolio compartido de evidencias.
Actividades sensoriales y motoras
Se realizan propuestas como circuitos de motricidad, juegos con texturas, actividades de encaje y coordinación visomotora.
Objetivo: Evaluar habilidades motoras, integración sensorial y regulación conductual frente a estímulos.
Aplicación: Se observa la respuesta del niño a estímulos auditivos, táctiles o visuales, identificando posibles canales predominantes de aprendizaje.
Uso de tecnología interactiva
Aplicaciones digitales con juegos educativos, pizarras interactivas o tablets adaptadas.
Objetivo: Explorar la motivación y el aprendizaje en entornos digitales, reconociendo que muchos niños con TEA responden de manera favorable a lo visual e interactivo (López, 2020).
Aplicación: Se valoran tanto los logros alcanzados como la perseverancia, la autonomía y la respuesta a retroalimentaciones del dispositivo o del adulto.

Rol de padres y docentes
La participación activa de padres y profesores es esencial para garantizar la validez y utilidad de la evaluación. Según Paniagua y Palacios (2020), el acompañamiento familiar y escolar actúa como mediador fundamental en el desarrollo de competencias.
Los padres aportan información sobre el niño en su vida cotidiana, intereses y necesidades, mientras que los docentes permiten observar cómo se relaciona en contextos grupales y académicos. Ambos se convierten en agentes clave que transforman los resultados de la evaluación en estrategias de apoyo concretas.
En conclusion, la Evaluación Dinámica constituye una alternativa innovadora frente a los modelos tradicionales de evaluación, al reconocer la diversidad de los niños con TEA y ofrecer una visión más justa de su potencial. Implementarla implica no solo un cambio metodológico, sino un compromiso ético con el derecho a una educación inclusiva que valore la singularidad de cada estudiante.
Referencias
Booth, T., & Ainscow, M. (2015). Guía para la educación inclusiva. Consorcio Universitario para la Educación Inclusiva.
Bronfenbrenner, U. (2005). Making human beings human: Bioecological perspectives on human development. Sage.
López, M. (2020). Evaluación inclusiva: herramientas para la diversidad. Revista Latinoamericana de Educación, 14(2), 45–60.
Paniagua, G., & Palacios, J. (2020). Educación infantil: desarrollo, aprendizaje y enseñanza. Alianza Editorial.
UNESCO. (2017). Guía para asegurar la inclusión y la equidad en la educación. UNESCO.
Vygotsky, L. S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica.






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