La producción audiovisual es un conjunto de esfuerzos y disciplinas que se entrelazan para que en conjunto puedan lograr la realización de una obra. En sí misma, la realización de un proyecto audiovisual es una tarea que puede llegar a ser astronómica y en la que se debe invertir mucho tiempo, se incluyen procesos de planificación, gestión de recursos, gestión de personal artístico. Sin embargo, este proceso se multiplica cuando se trata de un proyecto transmedia, ya que estamos hablando de una serie de productos que pueden ser audiovisuales, sonoros, escritos, fotográficos, etc. A partir de esto, podemos preguntarnos, ¿cuáles son los cambios en la producción audiovisual y, principalmente, del productor audiovisual, cuando se trata de un proyecto transmedia?
Podríamos comenzar a responder esta pregunta hablando sobre la gestión del universo narrativo o narración expandida. Desde la producción es importante que nuestra historia se amplíe a más de un medio, es lo más importante al hablar de un proyecto transmedia, ya que de esta manera se crea un universo narrativo que se ve complementado en diferentes plataformas como películas, series, libros, videojuegos, microrrelatos e incluso en redes sociales, llegando a diferentes nichos todo el espectro del público al que va dirigido el contenido. Esto nos llevará a ampliar nuestra historia para que tenga nuevos personajes, nuevos espacios, nuevas interacciones con el público.
Toda esta nueva estrategia conlleva un trabajo más arduo para el productor, ya que, en primer lugar, deberá tener en cuenta que la planificación del proyecto tendrá una complejidad mayor en el tiempo. Esta planificación debe ser integral porque debe asegurar que todas las piezas del proyecto transmedia estén interconectadas de manera coherente y detallada.
En segundo lugar, debe haber una colaboración con creativos y técnicos que se especializan en áreas diversas, esto puede sacar al productor de su zona de confort, ya que deberá comunicarse y conocer sobre otros medios y plataformas, creando así una colaboración multidisciplinar con diseñadores, artistas, músicos, escritores, entre otros. Esto nos lleva al tercer punto, los proyectos transmedia a menudo están conectados con la interacción del público, por tanto, esta producción deberá tener conocimiento profundo de su público y buscar la forma de crear contenidos que lo involucren activamente y que los permitan fluir e incluso contribuir al desarrollo de la narrativa de la historia. Esto también implica crear comunidades en línea y fomentar la discusión del contenido.
Por otro lado, gestionar la diversificación de los ingresos de nuestro proyecto será otro reto para la producción. Habrá múltiples fuentes de ingresos, por lo que el productor debe ser innovador en la creación de modelos de financiación y de gestión económica para aprovechar al máximo los ingresos. Es por esto por lo que será importante también el uso de nuevas tecnologías y herramientas tanto para la creación artística como para la de gestión de recursos, el productor debe estar actualizado con las tendencias más actuales y todos los desarrollos tecnológicos.
Por último, la importancia que tiene manejar los derechos de propiedad intelectual no se debe subestimar. Al tener más formatos y plataformas para moverse como música, guiones, imágenes, etc., se vuelve más complejo para el productor gestionar estos derechos, por ejemplo, se debe mantener la cadena de custodia legal de los derechos de propiedad intelectual de los diferentes artistas que trabajen en cada medio.
En conclusión, la producción y, en este caso, el productor audiovisual en un proyecto transmedia debe ser estratégico, innovador, comunicador, eficaz, creativo… Debe ser capaz de orquestar una narrativa que se extienda a través de múltiples plataformas y que sea capaz de resonar con una audiencia diversa viendo más allá de su propio medio.
T0 dieron "Me gusta"Publicado en Arte y Producción, Comunicación
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