La educación convencional pone limitaciones en los objetivos propuestos por su estructura rígida. Está basada en la exigencia del cumplimiento de actividades a cambio de una evaluación cuantitativa. Esta práctica impide que los estudiantes desarrollen habilidades innatas sometiéndolos a las actividades básicas del proceso educativo.
En cambio, al aplicar la neurociencia en el aprendizaje, se estimulan los sentidos para que los alumnos desarrollen sus potencialidades en pro de su evolución personal.
La neurociencia en el aprendizaje permite crear recursos y metodologías utilizando elementos surgidos del estudio de las reacciones cerebrales a estímulos que motiven la actividad didáctica. Estos elementos incluyen la creatividad, las actividades recreativas como los juegos, los deportes, las artes, las emociones, la memoria, la sorpresa y todo lo relacionado con lo emocional.
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Y especialmente atendiendo a las individualidades y peculiaridades de cada estudiante, considerando y apreciando las inteligencias múltiples