Iniciaremos definiendo términos esenciales para el desarrollo del contenido.
Motivación y Emoción, son dos palabras que se utilizan a diario en y diferentes contextos, solemos decir que nos emocionamos ante un evento ocurrido o que amanecimos motivados para iniciar un nuevo día, pero, en realidad ¿conocemos su significado e influencia en nuestro comportamiento diario?
El estudio de ambos conceptos cuenta con un largo recorrido histórico, desde la Grecia clásica donde se consideraba la emoción como lo mas primitivo de la humanidad, pasando por definiciones como “pasión” o “pensamientos erróneos” llegando a ser descrita por Reeven (2010) como un “fenómeno de corta duración, relacionado con sentimientos, estimulación, intención y expresión que nos ayuda a adaptarnos”, por otra parte, la RAE (2014) lo define como el “interés generalmente expectante con el que se participa en algo que está ocurriendo”. De igual manera pasa con el concepto de motivación, el cual ha sido modificado y adaptado históricamente a diferentes escenarios , en el año 2010 el diccionario de psicología de consuegra se refirió a la motivación como esos “estados y procesos interiores que impulsan, dirigen y sostienen la actividad que realiza un individuo”, pero, estos procesos no se dan solamente de forma interna, existen factores externos que también realizan estas acciones motivantes. Ambos términos guardan estrecha relación, ya que juegan un papel fundamental en nuestro comportamiento, las emociones pueden dirigir nuestra conducta (motivarnos) hacia propósitos diferentes.
Remitiéndonos un poco a lo planteado por Reeven (2010) y analizando nuestro comportamiento propio podremos reflexionar ante aquellos motivos que tenemos para realizar cualquier actividad, en el caso de quienes estén pensando en la satisfacción de haber logrado un propósito, en quienes hayan culminado una acción que iniciaron por interés propio sintiéndose capaces y eficientes ante el resultado, estaremos hablando de personas impulsadas por motivos internos, sin embargo quienes suelen sentirse felices o conformes con algún tipo de recompensa o incentivo después de realizar una actividad o ante la experiencia de ciertas consecuencias posteriores a esta, son personas que poseen motivos externos que dirigen su conducta, esta distinción nos ayudará a entender un poco mas sobre la forma en que está siendo motivado nuestro comportamiento..
En la actualidad los intereses son distorsionados de tal forma que actuamos en función del otro o el contexto en el que nos desarrollamos, Bauman se refiere a la época actual como la modernidad líquida y a las personas como algo que puede se “disolverse” para mezclarse y adaptarse a los cambios y modificaciones que ocurran, ya que lo postmoderno no contará con características duraderas. En relación con lo planteado anteriormente, si nuestra conducta deberá ser moldeada según los criterios sociales, no seríamos nosotros dueños de ella, no seríamos quienes la direccionamos, estaríamos actuando en búsqueda de aceptación e inclusión, lo cual nos podría causar agrado pero no total satisfacción.
Aquí es donde se evidencia la importancia del manejo de nuestros sentimientos, de las metas que nos proponemos y el establecimiento de un sentido de intención de nuestras emociones, así como la manera en que las comunicamos, de esta forma representamos los motivos que nos impulsan o nos indican procesos adaptativos, la reflexión debe dirigirse al estudio personal de nuestros intereses y a la identificación de esos motivos que tenemos para actuar como lo hacemos, quizá en la respuesta encontremos salidas a situaciones que nos hacen dudar del sentido de vivir, que opacan nuestros sueños y anhelos y de cierta forma nos alejan de nuestra felicidad al ir en búsqueda de aceptación social, o por el contrario nos ayudará a aceptar el camino que hemos trazado y sus diversas consecuencias, siendo moldeables a la modernidad, priorizando las recompensas que se puedan obtener ante la satisfacción y los propios intereses.
T0 dieron "Me gusta"Publicado en Psicología, Salud
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