[KATHERINE YISETH OLIVOS COLLANTES]

Creo que muchas cosas conversadas hasta el momento relacionadas con: el diamante de diseño, los cuatro bocados y las evidencias concretas lo hacía de manera intuitiva. Ahora, gracias al curso, he logrado darles sentido, nombre y dirección, lo que me permite ver con mayor claridad lo que deseo aplicar, con la finalidad de mejorar mi trabajo docente.

[Viviana Karina Torres Canga]

Como educadora, reconozco que muchos principios de diseño están presentes de manera natural en mi práctica, aunque no siempre los haya nombrado formalmente. Por ejemplo, el valor que le doy a la <strong data-start=»293″ data-end=»320″>realimentación empática y a la <strong data-start=»328″ data-end=»353″>iteración incremental cuando voy ajustando mis actividades para responder a las necesidades de las estudiantes. También intento promover un <strong data-start=»472″ data-end=»498″>procesamiento profundo mediante actividades que conecten con sus conocimientos previos y fomenten la reflexión crítica. Sin embargo, me surgen dudas sobre cómo equilibrar todos estos principios de manera práctica y coherente, especialmente cuando los recursos y el tiempo son limitados. Me gustaría conocer cómo otras docentes integran estos principios en contextos diversos y si existen estrategias para priorizarlos sin perder la calidad educativa.

[Ximena Salazar Cobo]

He aplicado los principios de
realimentación empática, procesamiento profundo, asociaciones previas, evidencias
concretas, priorización de contenidos y experiencias alineadas, considero
necesario en el diseño del esquema educativo contar con diversos principios que
nos ayuden a fortalecer distintos tipos de habilidades en nuestros estudiantes.