¿Alguna vez te has sentido tan abrumada por tus estudios que no sabes por dónde empezar? Yo sí. Este semestre ha sido como una montaña rusa emocional: subidas de motivación, bajadas de cansancio, curvas de estrés y momentos donde solo quiero detenerme un segundo para respirar. Entre exámenes, tareas, proyectos y responsabilidades personales, a veces siento que el tiempo no me alcanza ni para mí.
A pesar de eso, he aprendido a reconocer lo que me está afectando: la sobrecarga académica y la falta de espacios para aprender con calma. Me frustra que muchas veces estudiamos por cumplir, no por comprender, y que hay pocos momentos para poner en práctica lo aprendido de forma real. Me di cuenta de que no soy la única que se siente así y que compartirlo puede ser el primer paso para cambiarlo.
Reflexión
La educación no debería doler ni drenarnos, sino impulsarnos. Tal vez no podamos cambiar todo de un día para otro, pero sí podemos apoyarnos entre nosotras, hablar de lo que nos frustra, proponer ideas y alzar la voz. ¿Y tú? ¿Qué estás haciendo hoy para cuidar de ti mientras aprendes?

Comentarios