por: Clara Berrio Meléndez, Laura Guerrero Caballero y Daniela Hernández Paba.

A pesar del avance de la ciencia, la tecnología y de la forma de vivir en general, es imposible negar que el ser humano es un ser social por naturaleza, y que le es imprescindible para su desarrollo compartir y relacionarse con otras personas, un claro ejemplo de esto es por lo menos, el hecho de que el desarrollo del lenguaje del niño se dé a partir de su interacción con los adultos que lo rodean, es decir, entre más interactúa el niño con su medio ambiente, tendrá un mayor número de palabras en su repertorio, una mejor pronunciación de dichas palabras, y muchas más cosas de las que pueda hablar.

En nuestro viaje desde la infancia hasta adultez el desarrollo se presenta de muchas formas, la literatura por su parte ha especificado tres aspectos del desarrollo humano en particular, el desarrollo físico, el cognitivo y el afectivo; que se de un desarrollo “normal” de estos ámbitos es necesario para que la persona se convierta en un individuo socialmente competente para afrontar los desafíos que la vida presenta (Cantero, M., Delgado, B., Gión, S., et al, 2011).

Es claro que esta trayectoria que recorren los jóvenes en el desarrollo hacia la adultez, está determinada por ciertas condiciones como punto de partida, siendo una de ellas la posición que cumplen en el hogar y las características que este posee, así como también los sucesos individuales y la personalidad en la biografía de cada persona. Se ha establecido que existe una clasificación del desarrollo humano en función de la edad, que parte desde la infancia y la adolescencia hasta la adultez. Enfocándose directamente en la adultez, esta clasificación se aprecia de la siguiente manera: Adultez joven (20-40 años), adultez media (40-65 años) y adultez tardía (65 años y más), ciertamente esta taxonomía se ve influenciada por factores cognitivos, físicos y psicosociales (Papalia, D, Sterns, H, Feldman, R, et al, 2009).

La maduración del ser humano tiene unas etapas cronológicas ya establecidas, que no se cumplen de manera estricta a cierta edad, debido a ciertos factores que de una u otra forma influyen, pero por las que todo ser humano debe pasar para llegar a la etapa final del desarrollo que es la adultez. Estos factores que crean individualidades y hacen las diferencias en el tiempo y la forma en el que se dan las etapas de maduración, están determinados y son específicos del contexto, el tiempo o momento histórico, y las personas con las que se crece. Cada una de estas etapas suponen un reto que debe ser cumplido y que implica el desarrollo de habilidades y destrezas útiles para la adaptación, que es propio del ser humano, y la supervivencia.

Por otro lado, tener presente las diferencias de las capacidades de los niños y los adultos es vital, y se debe ser coherente con las expectativas que se tengan sobre estos, es por eso que esperar que un niño de 6 años piense y actúe como una persona de 18 o 25 años es ilógico, pero eso se entiende en la medida en que se tengan claras las diferencias en las capacidades cognitivas que existen entre estos; lo mismo aplica en los otros dos ámbitos del desarrollo (físico, y psicosocial).

Es acertado mencionar que el desarrollo humano se da de manera individual por lo que cada persona tiene una edad cronológica, funcional, biológica, psicológica y social, pero que en gran medida se ve influenciado por diferentes variables que pueden ser heredadas o externas y difíciles de identificar pues están dentro de cada individuo, por ende, el desarrollo se da por cambios comportamentales por el entorno y por la cultura o sociedad donde se habite, estos cambios se pueden dar de dos formas; de forma cuantitativa, refiriéndose a la cantidad de respuestas del individuo, y cualitativo; aquí se la un cambio en la forma de respuesta del sujeto. El desarrollo humano es ese cambio que se da en el número o forma de nuestro comportamiento producto del entorno, variables o factores antes mencionados (Cantero, M., Delgado, B., Gión, S., et al, 2011).

Este blog es producto de la asignatura de Desarrollo Humano: Adultez del Programa de Psicología de la Universidad del Magdalena. Docente: Johanna Bocanegra Sandoval.

REFERENCIAS

Cantero, M, Delgado, B, Gión, S, et al, (2011). PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO HUMANO: DEL NACIMIENTO A LA VEJEZ. Editorial Club Universitario San Vicente (Alicante).

Papalia, D, Sterns, H, Feldman, R, et al, (2009). Desarrollo del adulto y vejez. Editores S.A. de C.V. McGraw-Hill company. Int. México.

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