Sobre el desarrollo de cognitivo de los adolescentes y sus implicaciones dentro de un contexto social es mucho lo que se puede mencionar, desde los cambios que sufre el adolescente a nivel cerebral y cómo esto se ve reflejado en su interacción con el medio en el que se desenvuelve. Sin embargo, antes de profundizar en esto resulta indispensable tener conocimiento sobre esta etapa de cambios la cual conocemos como adolescencia.
Entiéndase por adolescencia como ese periodo complejo que inicia con cambios físicos propios de la pubertad y que ocasiona una susceptibilidad en los jóvenes, condicionando las relaciones entre adultos y adolescentes (Pérez y Navarro, 2011). Además se ve caracterizada por el desarrollo de las operaciones formales o el pensamiento abstracto y que dota al adolescente de habilidades cognitivas que permiten la construcción del pensamiento y la moral así como la propia identidad y alcanzar la autonomía. Otra definición de adolescencia nos la da Piaget cuando expresaba que el carácter fundamental de la adolescencia es la inserción en la sociedad de los adultos, es decir, durante esta etapa se prepara al adolescente para ser un adulto.
Según Moreno (2007), la adolescencia va hasta la consecución de la madurez biológica, psicológica y social, cabe destacar que este periodo de transición entre la infancia y la vida adulta no ocurre en todos los jóvenes en la misma edad, encontrando entonces que puede haber una adolescencia temprana que va desde los 11-14 años, una media entre los 15-18 y una tardía a partir de los 18 años. Siendo la adquisición de la identidad el logro más importante de la adolescencia, se destaca que la construcción de esta se va dando por las situaciones y el contexto en el que se desenvuelve el adolescente y aquí podemos empezar a hablar un poco sobre cómo interviene el desarrollo cognitivo en el comportamiento social del adolescente.
El desarrollo cognitivo es entendido como un proceso que abarca la adquisición, retención y la manipulación de la información que viene del exterior, y que incluye habilidades como la atención, la memoria y las funciones ejecutivas (Torralba, 2019). Este desarrollo cognitivo sucede de forma piramidal, es decir, primero se necesitan tener las funciones básicas que sirvan de soporte para el desarrollo de las más complejas y aquí nos referimos a las funciones ejecutivas. Con lo anterior se quiere decir que durante la adolescencia se perfeccionan las habilidades cognitivas que se dieron en la niñez, pero para que esto ocurra debe haber una maduración de áreas del encéfalo que permita alcanzar la maduración de las habilidades no solamente cognitivas sino que también emocionales.
Como se ha mencionado anteriormente gracias a este desarrollo cognitivo se adquieren nuevas habilidades, entre ellas y una de la más importantes es la flexibilidad cognitiva, esta se desarrolla gradualmente desde la niñez hasta la adolescencia y es fundamental para crear alternativas en la toma de decisiones del día a día. Estudios realizados con la prueba Wisconsin Card Sorting Test (WCST) el cual es un test que mide esta flexibilidad cognitiva, se ha llegado a la conclusión de que con el paso de los años los jóvenes cometen menor cantidad de errores, lo que evidencia que a mayor edad hay una mayor capacidad de generar nuevas alternativas. Esto es algo que debemos resaltar ya que nos muestra que el adolescente entra a la sociedad con cierto grado de maduración, no es un niño el cual afectará a su entorno con tomas de decisiones inmaduras y tomadas por instinto, si no que ya tiene la capacidad de evaluar sus opciones y crear decisiones alternativas para las situaciones que se le presenten, algo esencial ya que los jóvenes son el futuro de cada sociedad, y en sus decisiones radica el desarrollo del entorno en el cual se desenvuelve.
Otro factor que debemos resaltar es la adquisición de una identidad social que es necesaria para la creación de las interacciones sociales, esta se da gracias al desarrollo de un llamado “cerebro social”, con este se relación ciertas áreas del cerebro como el giro fusiforme, la corteza temporal anterior, el surco temporal superior posterior, la amígdala, la unión temporoparietal, la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal medial anterior rostral. Como estas áreas aún se encuentran en desarrollo se espera que todas esas tareas de cognición social, como lo es el comprender a otro, inferir creencias y demás, presenten resultados diferentes a los de los niños y los adultos, y se espera que al finalizar la adolescencia se adquiera una identidad social integra.
Como mencionamos antes el hecho de que esta identidad se encuentra en desarrollo es el momento justo para que el adolescente experimente las nuevas relaciones sociales, se deja en segundo plano las relaciones familiares y con los padres y se despierta el interés por crear amistades con otros jóvenes, de igual manera en establecer relaciones amorosas. Todo esto influye grandemente en la sociedad, ya que a partir de este desarrollo de una identidad social se crean diferentes grupos que influyen en el entorno que vivimos, un ejemplo claro de estos son grupos políticos que se crean a raíz de los diferentes intereses en común que se ven desarrollados en la identidad social, o los clubs de fans, en todo esto se ve como el desarrollo cognitivo del adolescente afecta el ámbito social, llegando a la conclusión que este es una gran determinante del desarrollo del diferentes áreas del entorno en el que nos desenvolvemos.
Por: María Fernanda Angulo Lozano y Karolgi Paola Zuleta Gomez.
Imagen tomada de: https://images.app.goo.gl/GHk3tdL2hMN9opWx8
Referencias:
- Pérez, N. & Navarro, I. (2011). Psicología del desarrollo humano: desde el nacimiento a la vejez. Editorial club universitario.
- Moreno, A. (2007). La adolescencia. Editorial UOC.
- Torralba, T. (2009). Cerebro adolescente. Editorial Paidós.
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