En los últimos años pasamos de una lógica de contenidos aislados a universos narrativos que se expanden en múltiples plataformas. Este fenómeno, conocido como narrativas transmedia, no solo cambian la manera en que se cuentan historias, sino que redefine el rol del productor audiovisual, quien ha dejado de ser un gestor de recursos limitado al rodaje para convertirse en un estratega narrativo, mediador cultural y constructor de experiencias inmersivas.
El proyecto TLSF, un cortometraje de ficción enmarcado dentro del género thriller de acción, es un ejemplo perfecto para analizar este cambio. La arquitectura de su diseño transmedia articula tres ejes: hechos sociales (crisis migratoria, trata de personas, explotación laboral, prostitución), ficción (una historia que expone la desigualdad y el abuso de poder) e instituciones (promoción con organismos relacionados en derechos humanos). Este cruce permite identificar cómo, al ampliar el relato más allá de la pantalla, se transforman tanto el producto como la función del productor.
Del control de la producción a la expansión de universos
En la producción audiovisual tradicional, el productor se enfocaba en asegurar que el rodaje ocurriera de acuerdo con el plan: gestionar el presupuesto, coordinar el equipo técnico y creativo, garantizar que los tiempos se cumplieran. En un proyecto transmedia, esta función se expande: el productor no solo debe velar por el rodaje, sino diseñar cómo este relato se conecta con otros medios como redes sociales, podcasts, intervenciones en vivo, etc.
El productor ya no es únicamente un gestor logístico, sino quien orquesta universos narrativos, alguien capaz de articular piezas dispersas en un ecosistema coherente y unido. En el caso de TLSF, por ejemplo, esto implica pensar cómo los testimonios reales sobre precariedad laboral pueden convertirse en cápsulas documentales para redes, cómo la trama de la ficción puede expandirse en un cómic digital o cómo la promoción en derechos humanos puede derivar en un sitio web testimonial.
De un público espectador a una audiencia participante
La premisa clave que fundamenta las narrativas transmedia es que el público ya no es pasivo, sino activo. La audiencia no solo consume la historia, sino que puede participar, intervenir, expandirla con sus propias voces. Para el productor, esto significa diseñar espacios de interacción y mecanismos de participación.
En el cuadrante de TLSF se observa cómo los hechos (migración, trata de personas, prostitución) se cruzan con testimonios que pueden alimentar la ficción. Esto abre la puerta a una dinámica participativa donde la audiencia puede aportar relatos reales que complementen el proyecto. Mi rol como productor es asegurar que esta participación sea significativa, ética y respetuosa, evitando caer en la explotación de testimonios sensibles.
Nuevas responsabilidades éticas
En TLSF, que aborda temas de trata de personas, explotación sexual y corrupción política, el rol de productor debe ser mediador entre la ficción y la realidad. Esto significa cuidar la representación de los personajes, proteger la identidad de testimonios reales y diseñar narrativas que generen conciencia sin revictimizar. El productor transmedia debe estar atento no solo a la viabilidad económica del proyecto, sino también a sus impactos sociales y culturales.
Diversificación de competencias
El productor transmedia debe manejar un repertorio de competencias mucho más amplio que el del productor clásico. Ya no basta con conocer sobre presupuestos y logística de rodaje; ahora es necesario entender sobre cómo posicionar el proyecto en redes, cómo generar comunidades alrededor de él, cómo planear activaciones en vivo, instalaciones interactivas o dinámicas de gamificación que expandan el universo narrativo. También debe gestionar datos y audiencias, analizar métricas, medir el impacto, trabajar con investigadores, ONGs, periodistas y tecnólogos para ampliar la resonancia del proyecto.
El productor como conector de mundos
Una de las transformaciones más importantes es que el productor transmedia se convierte en un puente entre mundos:
Entre la ficción y los hechos documentales.
Entre la industria cultural y las instituciones sociales.
Entre las necesidades de financiamiento y las causas sociales que inspiran la narrativa.
El cuadrante transmedia de TLSF muestra precisamente esta función: al centro está el cortometraje, pero el productor debe conectar esa pieza central con los testimonios de la gente y con las promociones académicas en derechos humanos. Mi tarea no es solo lograr que el corto exista, sino garantizar que tenga resonancia y expansión en múltiples plataformas y discursos.
Desafíos y oportunidades
El salto hacia la producción transmedia supone tanto desafíos como oportunidades. Por un lado, la complejidad de gestión se convierte en un reto constante, ya que es necesario coordinar múltiples equipos, plataformas y recursos a la vez; además, la sostenibilidad económica puede verse en peligro, pues producir para distintos medios al mismo tiempo implica costos que requieren una planificación cuidadosa.
También la cohesión narrativa demanda un esfuerzo creativo adicional para que la historia mantenga coherencia, sin importar el formato en el que se expanda. Sin embargo, este modelo también abre grandes puertas, como un mayor alcance, porque la narrativa no se limita a la duración de un cortometraje y puede conquistar nuevos públicos, nuevos modelos de negocio, como el crowdfunding, las licencias multiplataforma o alianzas con ONGs y festivales que buscan proyectos con impacto social. En suma, la producción transmedia plantea un camino exigente, pero al mismo tiempo ofrece la posibilidad de que una historia se vuelva más viva, expansiva y significativa.
En tiempos donde las audiencias demandan experiencias más inmersivas, críticas y participativas, el productor transmedia emerge como una figura clave, no solo para la industria audiovisual, sino también para el diálogo social y político. El reto está en asumir esa responsabilidad con visión, creatividad y ética.
T0 dieron "Me gusta"Publicado en Arte y Producción, Blog, Comunicación
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