La historia (no tan absurda, un tanto curiosa y extraña) del familia: un viaje al pasado

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JULIO JAVIER APREZA ARROYO

¿Te has preguntado de dónde viene eso de “mamá, papá y yo”? ¿Y por qué tu tía abuela se casó con el primo de su tío? ¡Tranquilo, no estás solo! La historia de la familia es un chisme que se remonta a miles de años, y aquí te lo vamos a contar sin pelos en la lengua, basándonos en Engels y su libro “El origen de la Familia, la propiedad privada y el estado”.

Realizado por: Julio Apreza, Samir Machado y Alberto Torres

Primera parada: En la época del salvajismo inferior, hace unos 10.000 años

Imagínate en las vastas llanuras de África, hace miles de años. El sol quema tu piel, el viento te despeina y tu única ropa es una piel de animal que apenas te cubre. A tu alrededor, una tribu de personas vive en armonía con la naturaleza, cazando, recolectando y viviendo al día. En esta tribu, las reglas son pocas y simples. No hay jefes, ni leyes, ni propiedad privada. Y en cuanto al amor… ¡la cosa se pone interesante! Olvídate de la monogamia, aquí reina la familia consanguínea, donde las parejas son tan libres como las aves del cielo, pueden ser primos con primos, hermanos con hermanos, el propio arroz con mango.

¿Te imaginas poder tener pareja con quien tú quieras? Sin restricciones, sin prejuicios, sin dramas. Un verdadero paraíso para algunos (raritos los que piensen así), una locura impensable para otros (totalmente de acuerdo). Pero ojo, no creas que la vida en la familia consanguínea era un festival de amor libre sin responsabilidades. Los hijos eran criados por toda la tribu, como si fueran una gran camada de cachorros. Todos se encargaban de su cuidado y alimentación, no había distinción entre “padres” e “hijos”. La única certeza era quién era la madre, ya que el padre podía ser cualquiera de los hombres de la tribu.

Siguiente parada: En la época del salvajismo superior, alrededor del año 4000 a.C.

La civilización ha florecido en las fértiles tierras entre ríos, y con ella, la familia punalúa ha traído un poco de organización al caos de las relaciones prehistóricas. Mi rey, mi reina, vayan olvidándose de ese pensamiento exótico del amor libre de la familia consanguínea. En la familia punalúa, los hermanos de un grupo se casan con las hermanas de otro, creando una especie de “intercambio” que fortalece las alianzas entre tribus. Es como un matrimonio concertado a gran escala, pero con un toque más… digamos, “horizontal”. Se prohibió el incesto, por fin se prohíbe el matrimonio entre hermanos carnales. La genética aún no se había descubierto, pero al parecer, nuestros ancestros ya intuían que no era buena idea.

Adivinen quien tocó la puerta, exacto, ¡papá está aquí!, se reconoce la paternidad. Los hijos ahora tienen un padre al que acudir, aunque no siempre sea el más cariñoso. Imagínate: un hombre rudo, curtido por el trabajo en el campo, que no tiene tiempo para sentimentalismos. Pero al menos, es una figura paterna presente en la vida de los niños. La familia punalúa era una sociedad matrilineal, es decir, la línea de parentesco se trazaba a través de la madre. Las mujeres tenían un papel importante en la crianza de los hijos y en la organización del hogar. Los hombres, por su parte, se dedicaban a la caza, la agricultura y la protección del grupo.

Esta no se basaba solo en el amor romántico. Las uniones matrimoniales eran estratégicas, con el objetivo de fortalecer las alianzas entre tribus y asegurar la supervivencia del grupo. Sin embargo, no podemos descartar que el amor también surgiera en algunas de estas relaciones. Este tipo de relaciones familiares representa un paso importante en la evolución de la familia. Es un sistema más complejo que la familia consanguínea, y marca el inicio de la organización social y la diferenciación de roles.

Avanzando en el tiempo, llegamos a la antigua Grecia, en la época de la barbarie inferior, en el año 500 a.C.

Ya nos hemos metido a una época de filósofos, guerreros, y… ¡mucho drama familiar! En esta sociedad, la familia sindiásmica es la reina del mambo. Ahora son parejas estables, pero con un toque picante, digámoslo de la siguiente forma, ahora está mami y papi contigo, sí, pero la poligamia no está descartada para los hombres más adinerados. ¡Imagínate! Papi tiene ahora dos o tres esposas más.

Recuerdas que antes tu papá estaba pero no te quería (La mayoría de los casos en la actualidad), el amor y la atracción mutua se convierten en la base del matrimonio. Se acabó eso de casarse por conveniencia o por obligación, ahora todos los hombres de plata son como Diomedes Diaz, pero no niegan a sus hijos. La línea paterna cobra gran importancia, ya que determina la herencia y el estatus social. Ser hijo de un hombre rico y poderoso te aseguraba una vida de lujos y privilegios.

La familia sindiásmica era un caldo de cultivo para los chismes y enredos. ¿Te imaginas las peleas entre esposas por la atención del marido? ¡Las telenovelas griegas no tendrían nada que envidiar!. Más allá del chisme, este era un sistema complejo que reflejaba las desigualdades sociales y económicas de la época. Sin embargo, también nos muestra que el amor y la atracción mutua siempre han sido importantes a la hora de formar una familia.

Damos un salto a la Inglaterra victoriana, en la época de la barbarie superior y la civilización, por allá en el siglo XIX

A la época de los corsés, los caballeros de brillante armadura y… ¡los dramas familiares más jugosos que puedas imaginar! La familia monógama es la protagonista de este reality show victoriano, donde la pareja única y estable es la base de la sociedad. El amor… o algo parecido: El matrimonio se convierte en un contrato legal y social, más que una unión por amor. ¿Te imaginas casarte con alguien por conveniencia?, En vez de progresar, nos fuimos pa’ atrás otra vez, se volvió un capítulo lleno de intrigas y desengaños.

La batalla por el poder: El hombre, con su aire de galán de telenovela, es el proveedor y el jefe de la familia. La mujer, con su vestido de época y su mirada angelical, se dedica al hogar y a los hijos (A las feministas no les gusta este tipo de familia). ¡Pero no te dejes engañar por las apariencias! Las mujeres victorianas eran más fuertes de lo que parecen, y muchas luchaban por su independencia. La imagen de la familia monógama victoriana es tan falsa como un billete de 3k. Infidelidades, violencia doméstica, hijos secretos… ¡Esta novela tampoco no tiene nada que envidiar a los de hoy en día!, Ellos tenían una frase, dizque “nuestra familia es perfecta… ¡solo hay que ignorar los gritos que vienen del sótano! Y las infidelidades del mayordomo.”

Finalmente, aterrizamos en el mundo actual, año 2024

La familia nuclear es la que reina actualmente, pero no es la única opción. Familias monoparentales, homoparentales, reconstituidas… ¡hay más opciones que en un menú de restaurante! Puedes tener una familia con tu pareja, tus hijos, tu perro peludo, o con tu roomie fiestero. Lo importante es que haya amor, risas y muchos memes compartidos.

Los roles de genero salieron del chat, hombres y mujeres se turnan para cocinar, limpiar, bañar a los niños y hacer las compras. ¡Hasta el perro ayuda a tender la cama! La igualdad es la base de la familia moderna, donde todos colaboran y nadie se queda sin hacer nada. Ahora está de moda la tecnología y toda la cuestión, ¿Te imaginas una cena familiar sin el celular? ¡Imposible! Las videollamadas con los abuelos, las fotos compartidas al instante y las peleas por el control del wifi son parte del día a día. La tecnología nos conecta, nos informa y nos entretiene, pero también puede generar conflictos. ¡Hay que saber encontrar el equilibrio!

NUESTRA OPINION Y PERCEPCIÓN CON RESPECTO A LA FAMILIA PUNALÚA Y LA ACTUALIDAD: ¿QUE VEMOS HOY EN DÍA QUE NOTAMOS EN ESE ENTONCES?

Aunque este tipo de familia suene a cuento de cavernícolas, esta forma ancestral de organización tiene algunas ideas o acciones que podemos usar para fortalecer nuestras familias del siglo XXI, y que de hecho, se ven.

1. Manos que ayudan, menos estrés: En la familia punalúa, la crianza de los hijos era cosa de todas. ¡Imagínate la tranquilidad de tener un ejército de tías y abuelas a tu disposición! Hoy en día, con la vida tan ajetreada, una red de apoyo familiar es más importante que nunca, solo que hoy en día no es solo de mujeres, si no que todos ayudan en esta labor.

2. Amor sin etiquetas: La monogamia no era la regla en la familia punalúa. La gente podía tener diferentes parejas, siempre y cuando los niños estuvieran bien cuidados. Un tema que nos invita a reflexionar sobre los diferentes modelos de familia y a aceptar que el amor no tiene una sola forma.

3. Diálogo para resolver problemas: Los pleitos eran inevitables en la familia punalúa, pero tenían una forma muy sabia de resolverlos: hablando. Se sentaban en círculo, cada uno expresaba su punto de vista y buscaban una solución que dejara a todos contentos. ¡En nuestras familias modernas, hace falta mucha más de esta actitud!

No está demás aclarar que la familia punalúa era producto de su época, con cosas buenas y otras no tanto. No se trata de volver a las cavernas, sino de rescatar lo que nos sirve para construir familias más fuertes y felices hoy en día.

 

CONCLUSIÓN

La evolución de la familia es un reflejo de una sociedad que se abre a la inclusión y la diversidad. El amor y el cuidado ya no se limitan a la configuración tradicional de la familia, sino que se extienden a una amplia gama de estructuras familiares. A pesar de los cambios, hay aspectos fundamentales de la familia que se mantienen intactos, por ejemplo, el amor y el afecto entre los miembros de la familia siguen siendo la base de las relaciones familiares, independientemente de la estructura, sigue siendo un refugio donde los miembros encuentran consuelo, apoyo y comprensión en los momentos difíciles y con sus enseñanzas sobre la cooperación, el amor libre y la resolución de conflictos, puede ser una fuente de inspiración para construir familias más felices y resilientes en el siglo XXI. No se trata de volver al pasado, sino de aprender del mismo y tomar lo mejor de cada época para construir un futuro mejor para nuestras familias.

Ahora dinos, ¿Que tipo de familia quieres construir en tu futuro?

Respóndenos en los comentarios, hasta la próxima!

Recommended2 Me gustaPublicado en Psicología

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