Después de leer el texto ¿Por qué trabajar hacia la autonomía de las mujeres? del libro Teoría feminista de la automonía, me di cuenta de que la autonomía no es solo una meta política o un derecho que se reclama en las calles, sino una lucha profundamente personal, un esfuerzo por construir una identidad propia en medio de las expectativas. Hay varios puntos que me parecieron fundamentales y que me hicieron reflexionar, quiero compartir lo que más me marcó porque siento que estas ideas no solo son relevantes, sino que invitan a cuestionar y transformar nuestra forma de vivir.

Uno de los puntos más impactantes del texto es cómo describe la manera en que la sociedad ha moldeado a las mujeres como si nuestra existencia solo tuviera sentido en función de otros: la familia, la pareja, los hijos, la comunidad. El texto lo dice literalmente: “En la identidad de las mujeres se construye la marca de la incompletud y, por lo tanto, se construye la necesidad de completarse en otros;”. Esta idea de incompletud pone en palabras algo que a veces sentimos sin saber cómo nombrarlo. Es como si, desde pequeñas nos enseñaran que nuestro valor está en cuánto damos, en cómo servimos a los demás y que ponernos a nosotras mismas primero es egoísta o incluso inaceptable.

Otro aspecto que me pareció relevante es la tensión entre los roles tradicionales y las expectativas modernas, las mujeres vivimos atrapadas entre dos mundos: uno que nos pide ser cuidadoras, madres abnegadas, esposas perfectas y otro que nos anima a ser independientes, a perseguir nuestras metas y a construir una vida propia. El texto lo explica así: “Los conflictos vitales, existenciales de las mujeres están marcados internamente por esa lucha de contradicciones que a veces nos devasta. Ser para otros y ser para mí. Estar en igualdad con los otros y estar en inferioridad con otros. Tener funciones de cuidados vitales de los otros y legítimamente cuidar de nosotras. Hacer uso de bienes, trabajo, capacidades y destrezas para los otros o hacer uso de esos bienes, capacidades y destrezas para una misma”. Esta frase captura esa sensación de estar dividida, de sentir que no puedes ser completamente una cosa sin traicionar la otra. Por ejemplo, querer avanzar en tu carrera profesional, pero sentir culpa por no pasar suficiente tiempo con la familia o querer dedicar tiempo a ti misma, pero sentir que estás fallando en tus “obligaciones”. El texto señala que esta fragmentación de la identidad —ser trabajadora aquí, madre allá— es una barrera para la autonomía, porque nos impide vernos como un todo.

El último punto que me marcó fue la discusión sobre el egoísmo como un principio necesario para la autonomía. Al principio, la palabra egoísmo suena “dura” casi como algo negativo, pero el texto la redefine: “Sin egoísmo, sin la capacidad de girar en torno al propio yo y sin asignarle connotaciones políticas de dominación, es imposible desarrollar la autonomía, pues el egoísmo es el principio de la autonomía. Hay egoísmos que no implican dominación, exclusión ni invasión de nadie.” En esta parte el texto cita a Amelia Valcárcel para explicar que las mujeres necesitamos romper con las normas que nos dicen que siempre debemos ser complacientes y abnegadas ya que este egoísmo no se trata de pisotear a otros o de ser egoístas en el sentido tradicional sino de darnos permiso para priorizarnos, para decir “yo también importo”, me hizo pensar en cómo muchas veces sentimos culpa por querer tiempo para nosotras mismas, ya sea para descansar, para perseguir un sueño o simplemente para “existir” sin tener que justificar nuestra existencia. Este planteamiento me parece interesante porque nos invita a cuestionar esa ética del cuidado que nos exige sacrificarnos constantemente.

En conclusión, este texto me hizo darme cuenta de lo mucho que la sociedad nos ha condicionado para vivir en función de otros, pero también me mostró que la autonomía es posible si nos atrevemos a cuestionar esas normas y a ponernos en el centro de nuestras propias vidas. Es un proceso difícil, porque implica enfrentar culpas, miedos y estructuras profundamente arraigadas, me llevó a reflexionar sobre cómo las mujeres en diferentes contextos enfrentan barreras adicionales—económicas, culturales, raciales—que hacen que esta lucha por ser autónomas sea aún más desafiante. En fin, la idea de construir mi propia biografía, de ser para mí sin dejar de ser para los demás me parece un objetivo poderoso y transformador. Este texto no solo me dio herramientas para entender la autonomía, sino también una motivación para seguir explorando quién soy y quién quiero ser en un mundo que constantemente intenta definirnos.

T0 dieron "Me gusta"Publicado en Antropología y Género, Derecho, Humanidades

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