Imagina caminar por un manglar al amanecer. El agua refleja el cielo como un espejo, las raíces de los mangles emergen como dedos antiguos del agua, y en la distancia, escuchas el llamado de cientos de aves. Este es el mundo de la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM), el sistema lagunar costero más grande de Colombia. Y es aquí donde nace nuestra historia: la historia de cómo un grupo de soñadores decidimos darle voz a un ecosistema a través de la animación y un supermangle.
Cuando la ciencia se encuentra con la magia
Todo comenzó con una pregunta aparentemente simple: ¿cómo hacemos que la gente se enamore de un manglar? Los informes científicos, llenos de datos y estadísticas, dormían en los escritorios. Las advertencias sobre la degradación ambiental se perdían en el ruido de la vida cotidiana. Necesitábamos algo diferente. Algo que hiciera latir el corazón.
El proyecto tiene sus raíces en los “Diálogos de la Ciénaga” (2016-2017), una iniciativa liderada por la investigadora Sandra Vilardy con el apoyo del Ministerio de Ambiente de Colombia. En ese entonces, utilizamos una metodología de “escenarios futuros” para analizar el presente y las consecuencias de las decisiones sobre la eco-región. Reunimos a pescadores, científicos, líderes comunitarios y artistas locales en mesas de diálogo donde todos tenían voz y voto sobre el futuro de su territorio.
De estas conversaciones surgió la estrategia “Escucha a la Ciénaga“, que incluía diversas actividades comunicativas: murales en casas palafíticas, trabajo en redes sociales, cómics y otras plataformas. Pero fue la idea de usar narrativas y personajes para acercar a las comunidades a las realidades del territorio lo que eventualmente daría vida a Supermangle.
El arte de dar vida (animar) a un manglar
¿Te has preguntado alguna vez cómo se diseña un personaje basado en un árbol? Nuestro primer intento de crear a Mane Rojo, el protagonista de nuestra serie, fue… digamos, interesante. El equipo de diseño, sin conocimiento previo de lo que era un manglar, se basó en su imaginación para crear un árbol humanoide con ramas y hojas.
“Eso no es un mangle”, nos dijeron los habitantes locales entre risas. Y tenían razón. Necesitábamos una inmersión total en el ecosistema. El equipo de producción – dos codirectores, un animador, un diseñador de sonido, un investigador y un biólogo experto en manglares que también fungía como director de arte – realizamos múltiples visitas a la CGSM.
Durante estas visitas, los problemas detectados cobraron rostros y personalidades que más tarde se convertirían en personajes y narrativas. Los animadores garabateaban bocetos, el diseñador de sonido capturaba la sinfonía natural del manglar, y los habitantes locales compartían sus opiniones sobre hacia dónde debían ir las historias.
Un elenco nacido de la tierra y el agua
Mane Rojo no estaba solo. Cada personaje que creamos emergió de la fusión entre el conocimiento científico, la sabiduría local y los elementos mitológicos de la región.
- Mane Rojo (Supermangle): Un mangle rojo huérfano que toca la gaita y tiene alma indígena. Cuando las sombras de los humanos destruyeron el bosque de manglar de la CGSM, Mane perdió sus raíces. Su poder es también su debilidad: puede caminar y moverse, pero está desarraigado, perdido y sin identidad.
- Monpla, el Mohán de Plástico, nació de una conversación sobre la contaminación. “Si el mohán tradicional asustaba a la gente en los ríos”, nos dijo un anciano pescador, “¿qué tal si el nuevo mohán está hecho del plástico que está matando nuestras aguas?” Así nació este personaje tragicómico, indestructible y eterno, amante del ron y las fiestas, chismoso y sexista, pero también un gran orador.
- Mulata, nuestra ave albina herida, huye de su propia familia. En una región donde la diversidad es tanto un desafío como una fortaleza, Mulata representa la belleza de ser diferente y la lucha por la supervivencia.
- Milagros, la única humana que puede ver y oír el universo del agua, nació de la esperanza. Planta mangles y representa la conexión entre los humanos y la naturaleza.
Las hijas del agua: Una historia con raíces profundas
La narrativa de Supermangle va más allá de los problemas ambientales evidentes. Sutilmente, hace referencia a la historia del conflicto armado en la región. Lugares como Nueva Venecia y Buenavista, profundamente afectados por el conflicto interno de Colombia, se entrelazan en las narrativas de la serie.
Para salvar la Ciénaga, Mane y Mulata deben reunir a las hijas del agua: Amaranta (el mar), Soledad (la Ciénaga) y Magdalena (el río). Su viaje los llevará a través del cementerio de mangles, el camino peligroso, las plantaciones de banano y palma. Se sumergirán hasta el fondo de Amaranta para enfrentar al ejército danzante de las Hermanas Palma Elaeys.
La geografía cobra vida
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto fue cómo entretejimos los escenarios reales de la eco-región en la narrativa. Cada ubicación en la historia corresponde a un lugar real en la CGSM, desde el lugar de nacimiento de Mane hasta los puntos clave de la trama. Incluso planeamos colocar códigos QR en estas ubicaciones, permitiendo a los visitantes acceder a información adicional sobre la narrativa y el contexto factual del área.
Mapa de la serie, basado en la geografía real de la eco-región.
La magia se hace real
El proyecto cobró vida cuando ganamos la convocatoria CREA DIGITAL 2018, una colaboración entre el Ministerio de TIC y el Ministerio de Educación. Junto con la casa productora TREBOL (ahora TREBOL Pro Animation) y el apoyo de la Universidad del Magdalena, transformamos nuestros bocetos y guiones en animaciones, voces y música.
Ver los ojos de los niños brillar al reconocer sus propias historias en la pantalla, escuchar a los ancianos asentir con aprobación al ver cómo representamos sus tradiciones, sentir el orgullo de la comunidad al ver su mundo cobrar vida… esos momentos hicieron que cada desafío valiera la pena.
Un viaje interrumpido, pero no terminado
Aunque el proyecto está actualmente en pausa debido a limitaciones de financiamiento, la semilla que plantamos sigue creciendo. Los profesores utilizan nuestros materiales en sus clases para explicar conceptos ambientales complejos. Los jóvenes comparten los videos en redes sociales, generando conversaciones sobre la importancia de los manglares. Las comunidades continúan usando nuestras historias para transmitir su conocimiento tradicional.
El legado de Supermangle
¿Qué aprendimos de esta aventura? Que las mejores historias no se crean, se descubren en el diálogo entre diferentes formas de conocimiento. Que la sabiduría local y el conocimiento científico no son opuestos, sino complementarios. Que la animación puede ser más que entretenimiento: puede ser un puente entre mundos, un vehículo para la preservación cultural y ambiental.
Supermangle demostró que cuando damos voz a un ecosistema, no solo contamos una historia: creamos un movimiento. Nuestro proyecto ha servido como modelo para futuras iniciativas en comunicación ambiental y desarrollo sostenible en sistemas socio-ecológicos complejos.
Y aunque nuestros personajes animados estén temporalmente en pausa, la verdadera historia – la de la Ciénaga Grande y su gente – sigue viva, esperando que más narradores se unan a la aventura de contarla.
¿Quieres ser parte de la historia?
Te invitamos a conocer el piloto de supermangle:
¿Qué opinas sobre usar la animación para contar historias ambientales? ¿Conoces otros proyectos que unan arte y conservación? ¿Crees que el arte puede ser una herramienta efectiva para la educación ambiental? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!
Este proyecto fue posible gracias a la colaboración entre la Universidad del Magdalena, TREBOL Pro Animation y el apoyo de CREA Digital 2018. Todas las imágenes y contenidos son propiedad de sus respectivos dueños.
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