La adolescencia es un periodo de transición en que los adolescentes sufren grandes cambios en áreas física, intelectual, emocional, social y espiritual, en medio de estos cambios pueden toparse con sentimientos y situaciones que muchas veces suelen salirse de su control. A medida que crecemos, hay momentos en los que sentimos miedo o percibimos una sensación de peligro, como sentir miedo en la oscuridad, pensar en que hay monstruos debajo de la cama, tener temor de caernos de la bicicleta , o en situaciones en donde nos evaluaban, con el tiempo, aprendemos que los monstruos no existen, y que nos caemos de la bicicleta nos levantamos y seguimos intentando hasta que aprendimos. Sin embargo, para algunos, las sensaciones de temor son muy intensas o aparecen muy a menudo, y esto resulta abrumador. En lugar de aprender a manejar la angustia y seguir adelante estas sensaciones y sentimientos empiezan a afectar negativamente la vida cotidiana, transformándose en un trastorno, una patología.
La ansiedad es un estado emocional displacentero cuyas causas resultan menos claras; a menudo se acompaña de alteraciones fisiológicas y de comportamientos similares a los causados por el miedo, fobias (Gómez, 2012). La ansiedad puede estar ocasionada generalmente por experiencias desagradables y que se manifiesta a través de cambios del estado de ánimo, que ponen al individuo en una reacción de alerta frente a situaciones de peligro, que no tienen fundamento real aparente, las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. (Reyes,2010). Con frecuencia, en los trastornos de ansiedad se dan episodios repetidos y repentinos que alcanzan un máximo en una cuestión de minutos, presentando manifestaciones constantes como; taquicardia, diarrea, nauseas, disnea; además de trastornos del sueño, miedo, inseguridad y sensación de desesperación, que al incrementarse excesivamente interfieren con las actividades diarias, el individuo desarrolla un estado de ansiedad generalizada, el mismo, implica un deterioro en el entorno familiar, laboral y/o social de la persona, por desarrollar síntomas constantes de irritabilidad, inquietud, dificultad de concentración y preocupación constante.
En el mundo, se estima que, del 15 al 30% de los/as niños/as y adolescentes presentan algún trastorno mental, siendo los relacionados con la ansiedad los trastornos psiquiátricos más importantes con el que viven más de 264 millones de personas (según la Organización Mundial de la Salud), afirmó Miguel Pérez de la Mora, del Instituto de Fisiología Celular (IFC).En la adolescencia los diagnósticos más frecuentes relacionados con ansiedad son el trastorno de ansiedad , no especificado (CIE10: F419) y el trastorno mixto de ansiedad y depresión (CIE10: F412), del primero se atendieron 86.269 niños, niñas y adolescentes entre 2009 y 2017 (con un promedio anual de 9.585 atendidos), a mayor edad, mayor número de consultas, la tendencia de consulta ha sido variable, con un incremento en los dos últimos años. Se atendieron 68.880 personas de 0 a 19 años con trastorno mixto de ansiedad y depresión en el mismo período (con promedio anual de 7.653).
Gráfico. Número de personas niños, niñas y adolescentes atendidos por diagnóstico de Trastorno de ansiedad no especificado (CIE10: F419) de 2009 a 2017, en Colombia.
El ver estas cifras y como van creciendo generan una gran preocupación y reflexión sobre el tema, muchos adolescentes están viviendo día a día con muchas sensaciones y sentimientos que se han salido de control, y es algo en lo que se debe trabajar, para disminuir estas cifras, es necesario el apoyo de los colegios y de las familias, se debe instaurar profesionales en todos los centros educativos preparados para atender las situaciones que se presentan en los adolescentes encargándose de realizar una detección precoz de las necesidades de salud de los alumnos/as, identificando aquellos problemas que posean, ya sean potenciales o reales, es de gran importancia poner en práctica estrategias de promoción y prevención, realizar programas de educación para la salud mental, en donde se hable de las situaciones que suceden en cada etapa y como a su vez sobrellevarlas de manera sana, educarlos sobre la ansiedad, el estrés, la depresión etc (Describir los síntomas, los factores de riesgo, así como los tipos de trastornos) que cada día vemos reflejado en los adolescentes, sobre inteligencia emocional: la capacidad de identificar y gestionar las propias emociones, así como las de los demás, a su vez programas de educación para padres, para que identifiquen comportamientos y sentimientos en sus hijos que pueden ser potenciales riesgos, para la intervención a tiempo y a su vez tengan conocimientos para involucrarse y ser un apoyo para ellos, es importante incluir la capacitación a los docentes, pues son quienes más tiempo pasan con los adolescentes en las aulas.
Afortunadamente, tenemos capacidad para aprender a desarrollar nuevos sentimientos nuevas ideas, nuevas estrategias y nuevas vías para sobreponernos a las situaciones que causan ansiedad, recuerda que puedes con todo, pero no con todo a la vez. En caso de necesitar ayuda, pídela, a veces necesitamos guía y apoyo, y justo así es como logramos mejorar.
Autora: Vanessa Periañez
Referencias:
- Díaz Santos C, Santos Vallín L. La ansiedad en la adolescencia. RqR Enfermería Comunitaria (Revista de SEAPA). 2018 Febrero; 6(1): 21-31
- Rojas, E. (2013). La ansiedad. Editorial Planeta Spain.
- Revista de Actualización Clínica Volumen 35 (2013)
- Serfaty, E. M., Zavala, G., Masaútis, A. E., & Foglia, L. V. (2001). Trastornos de ansiedad en adolescentes. Revista Argentina de Trastornos de Ansiedad, 5, 18-22.
- Boletín salud-mental 2017 (minsalud.gov.co)
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