El adolescente vive un proceso de adaptación a su entorno social, que según Torralva (2019) está enmarcado por dos características, la primera es el desprendimiento de sus padres y la segunda es el propósito de este desprendimiento, que se entiende entonces como, una necesidad por parte del adolescente de independizarse no sólo a nivel emocional, sino también a nivel social, desarrollando en las diferentes interacciones que establece con su entorno habilidades sociales como, la empatía, asertividad, escucha, expresión de sentimientos e ideas, para poder ajustarse a la dinámica social a la que se les hace apertura. En este desarrollo socioafectivo, el adolescente desarrolla una identidad social, y también experimentan transformaciones a nivel cerebral que serán explicadas a continuación.
Identidad Social ¿Quién soy al relacionarme con los demás?
En la adolescencia, se comienzan a desarrollar nuevas relaciones con iguales, las relaciones con familiares empiezan a ser más distantes, y es aquí donde se construye la identidad social, de las nuevas relaciones adquiridas, de estas nuevas formas de interacción, se aprende una nueva forma de relacionarse con los iguales . Previo a esto, el adolescente debe adquirir y afianzar habilidades sociales, que les ayudarán a ser más asertivos en sus relaciones. De su destreza al relacionarse, dependerá su correcta articulación al medio social o si por el contrario, experimenta un rechazo social estas habilidades, le facilitarán una libertad referente a su pertinente expresión de ideas y sentimientos, claro, regulada de acuerdo al entorno social en el que se desenvuelve (Torralva, 2019).
Este cambio en la forma de interacción del adolescente, también va acompañado de cambios a nivel cerebral. Hay unas áreas específicas de nuestro cerebro que cumplen una función relacionada con las competencias sociales, por lo cual son reconocidas como cerebro social, estas estructuras son: Giro fusiforme, corteza temporal anterior, surco temporal superior posterior, la amígdala, unión temporoparietal la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal medial anterior rostral. De acuerdo con Torralva (2019), estas estructuras, se relacionan con esos procesos cognitivos que median en nuestras relaciones sociales, en la comprensión e interacción con los demás, es decir que, al llegar a la adolescencia, estos procesos de cognición social (que nos facultan para la correcta interacción con los demás) se desarrollan, al punto que lo ideal es que al terminar esta etapa del ciclo vital, es tener una identidad social Íntegra, es decir, que tenga la facultad de un buen procesamiento de rostros, inferir de manera idónea las creencias los sentimientos y responder de manera propia a las influencias y a las evaluaciones sociales.
Comportamiento arriesgado ¿Por qué los adolescentes actúan tan temerariamente?
Durante la adolescencia se busca en mayor medida la aceptación de los pares y se enfrenta la presión social de los mismos, provocando algunas respuestas en los adolescentes, como las conductas de riesgo, por ejemplo tener relaciones sexuales a temprana edad y sin protección, consumir sustancias psicoactivas, privarse de comer para cuidar la apariencia, uso desmedido del celular o el computador, o por el contrario esta presión social puede conllevar a conductas positivas como practicar un deporte o hacer actos altruistas.
Esta etapa en la que el adolescente busca estar a la moda, tomar riesgos para obtener aceptación y optar por lo novedoso se puede comparar con un “Lamborghini diablo sin freno”.
Esta metáfora hace referencia a lo descuidados que pueden ser los adolescentes al tomar decisiones, suelen tomar riesgos sin medir sus consecuencias, solo para conseguir la buena opinión y los elogios de sus pares. Esta toma de riesgos sin control alguno, según estudios suele suceder por el desajuste en el desarrollo neuronal, dado que existe desacuerdo entre las áreas involucradas en el procesamiento emocional y en el circuito de recompensas con las regiones responsables de la regulación de los impulsos (Torralva, 2019).
Amenazas al desarrollo socioafectivo.
El rechazo social: ¿alguna vez se han preguntado por qué en la etapa adolescente importa tanto ser aceptados?
Durante la fase temprana de la adolescencia los cambios físicos puberales provocan inseguridades con respecto a la apariencia y el atractivo, los adolescentes tienden a compararse con su grupo de iguales y a preguntarse sobre la fisiología sexual, luego de esta etapa va surgiendo poco a poco la aceptación de su apariencia y el deseo de intentar mejorar la apariencia, aunque, lograr la aceptación depende hasta cierto punto del apoyo que reciba de sus redes de apoyo como familia y amigos, ya que de forma simultánea a los cambios puberales surge el interés por las opiniones de los amigos del propio sexo, en pocas palabras para el adolescente cobra importancia el papel de los amigos , ya que lo conduce a adquirir incluso nuevos hábitos, creencias o formas de vestir y actuar en un intento de separarse de la familia (Gümes, Gonzales y Hidalgo. 2017).
Lo anterior deja en evidencia que durante esta etapa el adolescente se enfrenta a muchos cambios y situaciones que le pueden generar inseguridad o ansiedad ya que la opinión de los demás cobra relevancia, por tanto las redes de apoyo, como la familia y la escuela, deben facilitar mecanismos de aprendizaje en temas como el desarrollo de habilidades sociales, para enfrentar eficazmente situaciones como expresar sus sentimientos cuando están siendo rechazados y la regulación emocional, ya que estos facilitan la adaptación exitosa del adolescente a su entorno sociocultural (Torralva. 2019).
¿Cómo se pueden regular las emociones durante la adolescencia ?
De Acuerdo a Torralva (2019) los adolescentes tienen una menor capacidad para regular sus emociones y se ven influenciados por las emociones del contexto, ya que los cambios que se presentan en esta etapa de vida viene acompañado de un incremento de la reactividad emocional y de estrés. Pero esto no significa que los adolescentes no puedan regular sus emociones ahí estrategias que pueden ayudar a reconocer y entenderse a uno mismo, con sus fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, en pocas palabras autoconocerse. Dado que para tener un control emocional se tiene que entender y controlar las emociones propias y saber cómo puedes reaccionar ante ellas.
Teoría de la mente: pensar sobre lo que el otro piensa.
Esta teoría, se refiere a la habilidad innata que poseemos de deducir que piensa, siente y desea la otra persona. Esta cuenta con dos dimensiones, está la cognitiva, que básicamente es el conocimiento que tenemos de los pensamientos de los demás, y también comprender que estos pueden diferir de los nuestros. Y la otra dimensión es la afectiva, que se refiere al reconocimiento de las emociones ajenas, esta nos permite entender cómo se siente el otro o cómo se sentiría respecto a un evento particular (Torralva, 2019).
Esta capacidad de comprender que los demás pueden tener creencias diferentes a las nuestras, son habilidades cognitivas. En los adolescentes, estas muestran una mayor actividad, de lo que se infiere, la dificultad de este proceso para ellos, y se piensa que por esto, es que los adolescentes, se les dificulta comprender a los adultos e inclusive a sus pares (Torralva, 2019).
Empatía: responder a lo que el otro siente.
los seres humanos no solo pueden entender lo que otros piensan y sienten y diferenciarlo de los pensamientos y sentimientos propios, sino que también tienen la capacidad de responder ante los sentimientos y pensamientos de los demás, se puede explicar también como una respuesta afectiva que el resultado de poder comprender como se siente la otra persona o que desea. Desarrollar empatía tiene beneficios para los adolescentes ya que, esta se relaciona con comportamientos prosociales, los cuales actúan como factores de protección, la empatía también se relaciona con el razonamiento moral y la reducción de las agresiones, y además la empatía puede ayudar al adolescente a mejorar sus habilidades sociales (Torralva,2019).
Rol de la familia como Facilitador a la adaptación social.
Los padres influyen en 3 aspectos señalados por Murmi (2004) citado por Pérez (2011), que son los siguientes:
- El primero se refiere a los objetivos, intereses, valores que desarrollan los adolescentes, esta influencia se da desde las normas y expectativas que se les impone al adolescente.
- El segundo ámbito es, los desafíos que los padres le animan a su hijo a tomar, para los cuales ya debe prepararse, aquí también influye el modelo que se le ofrece al hijo.
- El tercero, comprende cómo el adolescente examina sus victorias y fracasos, con la guía que le ofrecen los padres, dándoles la información y el acompañamiento pertinente.
Las anteriores herramientas que brindan los padres a sus hijos, los capacitan para enfrentarse a un entorno social exigente en donde hay responsabilidades y deberes que se empiezan a interiorizar desde la socialización que se genera en el hogar.
Recomendaciones:
Este es un vídeo donde se puede encontrar una breve explicación sobre la regulación emocional y estrategias para lograrlo.
Autores: Carrillo Amada; Guevara Meryam y Meza Tiana.
Referencias:
Torralva, T. (2019). Desarrollo social y emocional. Cerebro adolecentes. 50-61.
Pérez, N. (2011). Psicología del desarrollo humano: del nacimiento a la vejez. Editorial Club Universitario.
Güemes-Hidalgo, M., Ceñal González-Fierro, M., & Hidalgo Vicario, M. (2017). Desarrollo durante la adolescencia. Aspectos físicos, psicológicos y sociales. Pediatría integral, 21(4), 233-244.
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