Las reuniones en vivo dentro del Campus Virtual representan para mí mucho más que un espacio sincrónico de transmisión de contenidos. Las concibo como momentos clave para generar vínculos, activar la participación y construir aprendizajes significativos. Para lograrlo, diseño cada encuentro con una estructura dinámica que combina teoría y práctica, iniciando con actividades de apertura que despiertan el interés y conectan emocionalmente al grupo. Utilizo recursos interactivos como encuestas, pizarras colaborativas y juegos de roles, que permiten que cada estudiante se involucre desde su estilo de aprendizaje y nivel de comodidad. Además, incorporo herramientas de accesibilidad, como subtítulos o apoyo visual, para asegurar que todos puedan participar activamente, incluyendo quienes tienen necesidades especiales.
En cuanto a la elección de grupo, la utilizo como una estrategia para fomentar la autonomía, el sentido de pertenencia y la colaboración entre pares. Permitir que los estudiantes elijan con quién trabajar, según intereses o afinidades temáticas, genera mayor compromiso y motivación. Una vez conformados los grupos, propongo desafíos creativos que requieren reflexión ética, trabajo en equipo y aplicación práctica de los contenidos, como la creación de historietas, dramatizaciones o campañas inclusivas. Acompaño estos procesos con pautas claras, asignación de roles y espacios de retroalimentación continua, lo que fortalece la comunicación, la empatía y la corresponsabilidad.
Estas herramientas, cuando se articulan desde una planificación pedagógica intencional, permiten transformar el entorno virtual en una experiencia de aprendizaje activa, inclusiva y profundamente humana. Mi objetivo es que cada estudiante se sienta parte del proceso, valorado en su singularidad y motivado a construir junto a otros.