“Sin emociones el cerebro no recuerda nada, porque no le importa” (Bueno, 2018).
Nos volvimos a encontrar… para aprender, para crecer, para seguir transitando el camino que nos lleve a cumplir nuestras metas, nuestros sueños. Cada uno de nosotros volvió a la universidad con un propósito, un motivo que dirige nuestra conducta, mismo que impulsa a tomar decisiones en búsqueda de un logro que nos ayude a satisfacer nuestras necesidades y a desarrollarnos. Sin duda el período académico 2022-I ha sido un semestre cargado de expectativas y lleno de emociones; por una parte el retornar a la clases presenciales, el encontrarnos con los profesores y compañeros más allá de una pantalla, el poder compartir en el lago, la cafetería y otras zonas de descanso, el volver hacer deporte, tocar un instrumento, bailar… por otra, el enfrentarse nuevamente a exposiciones, exámenes escritos, las implicaciones de las clases a las 6 de la mañana o a las 12 del medio día. En fin, toda una experiencia emocional frente al volver a la cotidianidad tal y como la conocíamos antes de la pandemia por el COVID-19.
Si preguntamos a nuestros alumnos cómo se han sentido durante este semestre, seguramente no darán una respuesta única para describir su experiencia emocional frente al retorno a las clases presenciales. En un primer momento los estudiantes y hasta los profesores estábamos llenos de alegría por volver, por salir de casa, por reencontrarnos con amigos y salir de la pantalla en la que estuvimos durante un año y medio, además de la expectativa de quienes iban a pisar por primera vez la universidad. Sí, aquellos primiparos de cuarto, tercer y segundo semestre quienes solo conocían Microsoft Teams y a sus profesores por la foto. En un segundo momento se experimentó mucha confusión por los cambios en las horas de clases, el uso de plataformas como Brightspace, los cambios en el Microdiseño y la declaración de los resultados de aprendizaje; luego pasamos a una aparente calma y serenidad donde todo parecía estar funcionando, profes y estudiantes nos habíamos acoplado y de repente llega el Festival del Retorno, el cual nos convocó a recordar los fabulosos años 60, con un universo de actividades para todos, todas y todes. Actividades deportivas, lúdicas, académicas, artísticas, hasta espacio hubo para las mascotas. Sin duda el Festival del Retorno nos llevo a recordar nuestra historia y la lucha de quienes soñaron y decidieron sembrar para que hoy nosotros podamos no sólo cosechar los frutos de ese sueño de una universidad pública de alta calidad, sino el compromiso de seguir sembrado para nuestras futuras generaciones, para seguir transformando positivamente vidas y nuestro territorio a través de la educación.
Hoy, a pocos días de terminar éste semestre académico el estrés circunda en nuestras vidas. Cuando experimentamos una emoción, la glándula suparrenal libera adrenalida y cortisol, más conocidas como las hormonas del estrés. Éstas son las que actúan cuando los estudiantes sienten preocupación por las evaluaciones y las notas experimentarán miedo o frustración según sea el caso; los docentes por su parte se sienten atribulados por cumplir a tiempo con la entrega de notas, informes y demás compromisos ante las direcciones de programa experimentamos todo tipo de emociones, lo cierto es que ya sea desde el rol de estudiante o de docente, toda esa experiencia emocional viene acompañada de reacciones fisiológicas que pueden alterar nuestro sueño, alimentación, temperatura, ritmo cardíaco, respiración, que en simultánea con otras situaciones estresantes a nivel personal o familiar pueden ocasionar episodios de ansiedad que afectan gravemente nuestra salud mental.
Entendamos qué son las emociones y qué papel cumplen en nuestra vida.
Las emociones en su definición más simple son reacciones involuntarias (no podemos evitar sentirlas o vivirlas) e inconscientes que nos predisponen a la acción y constituyen una parte fundamental de las relaciones que tenemos a lo largo de nuestra vida (Guerrero, 2021). Toda vez que experimentamos emociones de aproximación como la alegría, la curiosidad, el orgullo o el amor se activan dichos centros del placer y del refuerzo. En nuestra experiencia emocional y social cuando interpretamos que algo resulta una actividad placentera, la probabilidad que en el futuro volvamos a repetir dicha conducta es mayor.
Todas nuestras respuestas emocionales ante las diferentes circunstancias de la cotidianidad son procesadas y guardadas por las amígdalas cerebrales, éstas no piensan ni se preocupan, no reflexionan ante las posibles consecuencias a largo plazo de nuestra conducta, sólo responden y actúan en el momento presente. Es decir, las amígdalas cerebrales se encargan de hacer una evaluación afectiva y precognitiva en muy poco tiempo de los estímulos y la situación en la que estamos, son las responsables de nuestras respuestas de lucha, huida o parálisis ante un atraco, situación peligrosa o riesgosa.
Todas las emociones vienen acompañadas de una reacción fisiológica (cuerpo), un proceso cognitivo (pensamiento) y una conducta (acción); aunque todas las emociones están orientadas a la supervivencia del individuo, cada una de ellas cumple una función y nos aporta una información concreta. Por ejemplo, el miedo nos indica de un posible peligro, mientras que la rabia nos empuja a defendernos de algo injusto o de un ataque. La alegría, la serenidad y la satisfacción personal nos hace sentir bienestar y ganas de perpetuar dicha conducta. Mucha de nuestra experiencia emocional está dada en términos de responder o reaccionar, es decir, experimentamos las emociones en décimas de segundos a través de la expresión facial, colocación de las cejas, movimientos del cuerpo, sudoración, etc., a medida que vamos creciendo somos capaces de reconocer nuestras emociones y gestionar nuestro comportamiento en función de ellas mediante las estructuras neocorticales como la corteza prefrontal o la corteza somatosensorial, esta capacidad nos permite actuar de acuerdo a las normas sociales y adaptarnos a los diferentes entornos donde nos movemos. Un ejemplo cotidiano en nuestro contexto universitario seria el esfuerzo que hace un estudiante por no mostrar su enfado o enojo (sistema límbico) ante una nota que él considera injusta, incluso, el estudiante podrá hasta sonreírle al profesor para tratar de hacer su solicitud más amable (conducta resultante del proceso cognitivo, interpretación en la corteza prefrontal de la emoción de enfado ante una figura de autoridad), pero lo que no puede es eliminar su enfado hacia él.
Orientaciones para desarrollar la regulación emocional
Sintonizar con las emociones de nuestros hijos y alumnos es fundamental para ayudarles a que las identifiquen y que las regulen de manera efectiva (Guerrero, 2021).
Teniendo conciencia de la importancia de las emociones en nuestra vida, en nuestro actuar familiar y laboral, en la forma en la que nos relacionamos con los demás, es preciso que recordemos que el proceso de regulación emocional se activa y se ubica anatómicamente en la corteza prefrontal, situada en los lóbulos frontales.
De acuerdo con las recomendaciones de Guerrero (2021) algunas estrategias que pueden ayudar en la regulación de las emociones son:
- Legitimar las emociones: esto es identificar quienes están en capacidad de tener control sobre sus emociones, no es lo mismo un niño que llora ante la frustración por no obtener lo que quiere en un centro comercial que un adulto a sus 35 años haciendo un berrinche por no poder comprar un pantalón o un bolso, es claro que el niño no tiene control de sus emociones por lo cual es pertinente legitimar y permitir todas y cada una de ellas, para que luego las reconozca y las regule.
- Mirar a los ojos: con esto le digo al otro me intereso por cómo te sientes, este simple acto de mirar al otro hace que se sienta atendido, escuchado y comprendido, lo que disminuye la hiperactividad de las amígdalas cerebrales.
- Conectar con sus emociones: es fundamental que en nuestro rol de padres, maestros, o sea cual fuere conectemos y empaticemos con las diferentes emociones que sienten quienes están a nuestro cargo. Como adultos o figuras de autoridad en un espacio formativo debemos ser capaces de identificar y entender las emociones de mis alumnos desde nuestra corteza prefrontal, es decir desde la razón, cuáles son las motivaciones que hacen que experimente dicha emoción.
- Nombrar para dominar la emoción: si el adulto conecta con su hijo o alumno y etiqueta la emoción que siente conseguirá reducir la hiperactivación de las amígdalas cerebrales y obtendrá mayor control sobre su conducta.
- Mirada incondicional: se pueden criticar y señalar todas las conductas inapropiadas que llevan a cabo nuestros hijos y alumnos, pero lo que no se puede hacer es criticar a la persona. La mirada incondicional no juzga a la persona, acompaña e indica que debe hacerse responsable de su conducta.
Referencias
- Bueno, David. (2018). Entrevista extraída en https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/david-bueno-cerebro/
- Guerrero, Rafael. (2021). El cerebro infantil y Adolescente. Editorial Planeta S.A. Barcelona (España).
Recommended10 dieron "Me gusta"Publicado en Psicología, Salud
Comentarios
Es interesante e importante conocer como funcionan las emociones, ya que las experimentamos diariamente. Interesante porque, por lo general no nos sentamos a pensar el ¿por que? de nuestra reacción ante diferentes situaciones que vivimos a diario, ni mucho menos todo el proceso que implica para que se de esa emoción, ni el porque te sudan las manos cuando estas nervioso, pero ya sabemos que se da porque es un reacción fisiológica encargada por el hipotálamo, como se menciona anteriormente. E importante, porque conocer nuestras emociones nos va ayudar a gestionar nuestros comportamientos, no solamente nosotros mismo sino desde otro ámbito entender, porque en vez de reprender a un niño porque esta cansón, es saber que esta reaccionado a algún tipo de emoción que le esta afectando, cabe mencionar que las emociones tanto como positivas y negativas son importante ya que cada una aporta información concreta de lo que sentimos, como se mencionan en el escrito, y ayudarle a reconocerlas y como manejarlas va a hacer que ese niño tenga un mejor bienestar a corto y largo plazo.
Somos seres los cuales la mayoría del tiempo por no decir que todo respondemos o reaccionamos de manera emocional estas respuestas son involuntarias, existen dos tipos de reacción emocional que son las innatas o aprendidas y en cualquier etapa de nuestra vida hemos tomado una decisión emocionalmente, estas son las que nos permiten adaptarnos y responder al entorno en el que vivimos. Me parece un gran escrito acerca de esta función cognitiva el cual muchas personas no saben lo importante que es en nuestro organismo, tiene influencia en control de la ingesta, en el miedo y la reacción de pelear o huir, existe el aprendizaje emocional y demás cosas que se mencionan aquí, esperamos que todos puedan acceder y leer este gran aporte.
La experiencia de retorno y reencuentro físico-social como se describe en el blog. implica sumergirse en un crisolo de situaciones cuya valoración según sea el caso y necesidades de cada persona puede tender hacia procesos de aproximación emocional y comportamental, como reencontrarse con amigos, desplegar posibilidades de ocio alternativas al escenario de la casa y la asociación de esta como lugar de auto-confinamiento, evidentemente también es el advenimiento de parciales realmente individuales, de la necesidad de re-planificar horarios y rutinas, abandonar la flexibilidad que da el estudio en casa.
Sobre la base de este contexto y de la necesidad de re-adaptarnos me parece acertado reflexionar sobre la funcionalidad de las emociones como una caja de herramientas según sea la situación, cohibirnos de experimentarlas y reconocerlas dificulta nuestra valoración asertiva de las situaciones. Siempre van a estar aquí manifestándose con celeridad, incidiendo en nuestras acciones, afectando nuestro cuerpo, propiciando pensamientos. el retorno ha sido difícil para muchos pero cuando se tiene conciencia sobre el beneficio de asumir un reto y nos motivamos. reforzaremos nuestra disciplina, adherencia al estudio, estoicismo frente a los yerros, expectación optimista frente al futuro. por que ¿Cómo no nos va a emocionar este cuento? ¿por que no seguir leyendo el siguiente capitulo del próximo semestre? viendo el sentido de nuestro progreso en los ojos candorosos de quienes conforman nuestra red social cuando nos apoyan practica y afectivamente, y de cara a nosotros mismos.
Por ultimo me agrada la información de pautas concretas para sintonizar y promover una gestión organizada de las emociones. como el contacto ocular, la etiquetación de la emoción, la observación de consejos sobre los comportamientos mas no la critica hacia la persona.
Excelente reflexión José Alejandro, es preciso que analicemos nuestras respuestas emocionales, eso nos ayuda a identificar qué tanto de esa experiencia emocional es consciente y cuántas veces es más reactiva, sin un proceso cognitivo presente.
Me gusta mucho la manera en que se explica, todas aquellas estructuras y procesos interventores en el proceso adaptativo que conyeva las emociones y el control de estás mismas.
Me parece un punto fundamental y muy acertado el remarcar la manera en la una persona puede controlar sus emociones (proceso dado en la corteza prefrontal), y como también puede ayudar a su prójimo a desarrollar ese control.
Es importante entender que las emociones determinan nuestro comportamiento social, eso nos ayudaría a comprender mejor el comportamiento de los demás.