Recordamos que, desde el punto de vista histológico, el ovario está constituido por una corteza y una médula. La primera comprende un estroma de tejido conectivo, y unas estructuras sumamente importantes denominadas “folículos”. Éstos contienen las células germinales y ciertas células periféricas denominadas células foliculares, y en su interior un líquido denominado líquido antral. Por su parte, la médula ovárica está compuesta de un estroma de tejido conectivo, vasos y fibras nerviosas. Una cubierta fibrosa de tejido conjuntivo denominada túnica albugínea recubre el ovario.
Durante los años de vida reproductiva, y con una frecuencia aproximadamente mensual, ocurren en el ovario ciertos procesos destinados a obtener un óvulo que pueda ser fecundado. Para que esto sea posible, las estructuras foliculares son estimuladas por diferentes mediadores hormonales posibilitando una secuencia de “reclutamiento-selección-dominancia” hasta la obtención de un “folículo de De Graaf”, (denominado así en honor a Regnier De Graaf, 1641-1673) (1).
Una vez maduro, el folículo de De Graaf eclosiona (se rompe o estalla), en el proceso que se conoce como “ovulación”, permitiendo el pasaje del óvulo a las trompas uterinas.
Ahora bien, si estos eventos no se desarrollan como se ha descripto, podremos observar múltiples imágenes de aspecto quístico en los ovarios, que representarán folículos en diferentes estadios de la maduración (ovarios de aspecto poliquístico ecográfico).
¿Pero esto necesariamente nos habla de patología?
Los ovarios de apariencia poliquística bilateral se relacionan con estados de anovulación crónica. Esta situación puede ser fisiológica, como ocurre en las edades extremas de la vida reproductiva (especialmente en el primer año posterior a la menarca y en la perimenopausia), puede ser farmacológica (por ejemplo, por utilización de anticonceptivos hormonales), o patológica como en los trastornos de la glándula tiroides o en la hiperprolactinemia, entre otros.
Las pacientes con bajo peso, sobrepeso u obesidad también son proclives a presentar fallas ovulatorias y por este motivo pueden hallarse ovarios de apariencia poliquística en las ecografías.
Todas estas situaciones descritas nada tienen que ver con el llamado “Síndrome de Ovarios Poliquísticos” (SOP o PCO). Por ello, para evitar confusiones y errores de interpretación, establecer el diagnóstico de SOP requiere de una valoración médica, que permita determinar si se cumple con los criterios diagnósticos que definen el Síndrome (2).
Podcast Patología Ovárica
https://anchor.fm/carla-macchia/episodes/Patologa-Ovrica-ejvq3r
Referencias
1. https://www.britannica.com/biography/Reinier-de-Graaf
2. International evidencebased guideline for the assessment and management of polycystic ovary síndrome. 2018. ISBN-13:978-0-646-98332-5 https://www.monash.edu/__data/assets/pdf_file/0004/1412644/PCOS_Evidence-Based-Guidelines_20181009.pdf
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