Somos conocedores de las dificultades que pueden suscitarse para las mujeres desde su primera infancia hasta el tránsito a la adultez, dependiendo su lugar de origen, tendrá una arista disímil con abordajes idóneos respecto al conflicto, pero la primera inquietud que nos surge al revisar los ODS es conocer si el escogido pertenece a la denominación de género sostenible o sustentable, al respecto encontramos en la literatura doctrina que no es pacifica pero la que nos lleva a inclinarnos por una posición ecléctica es la situada entre los beneficios que se reportan entre una y otra, puesto que por sustentable en atención a lo consagrado en la Declaración de Estocolmo, es un proceso por el cual se preservan los recursos naturales en beneficio de las generaciones presentes y futuras, mientras que por sostenible según lo dispuesto en la Declaración de Johannesburgo, entiende por sostenible el proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades económicas, sociales de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las generaciones futuras, lo anterior significa que al ser los humanos parte del ecosistema fundado en los factores bióticos y abióticos, existe una complementación entre cada una de las declaraciones citadas.
Ahora bien, en lo relacionado con el género, nos encontramos a travesando un momento de crisis, aunque los compromisos internacionales para promover la igualdad de género han dado lugar a mejoras en algunas áreas: en los últimos años han disminuido el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina (MGF), y la representación de la mujer en el ámbito político es mayor que nunca. Sin embargo, la promesa de un mundo en el que todas las mujeres y las niñas disfruten de una igualdad de género plena y en el que se hayan eliminado todas las barreras legales, sociales y económicas para su empoderamiento, sigue sin cumplirse. ONU (2020)
https://colombia.unfpa.org/es/noticias/l%C3%ADnea-de-tiempo-sobre-mutilaci%C3%B3n-genital-femenina
De hecho, este objetivo probablemente se encuentre más distante aún, ya que las mujeres y las niñas se ven duramente afectadas por la pandemia de la COVID-19. La crisis está creando circunstancias que ya contribuyen a un aumento de denuncias de violencia contra mujeres y niñas, y podría aumentar el matrimonio infantil y la MGF. Además, las mujeres suelen asumir la mayor parte de las tareas de cuidado adicionales debido al cierre de escuelas y guarderías. Las mujeres también están en la primera línea en la lucha contra el coronavirus, ya que representan casi el 70% de los trabajadores sanitarios y sociales en todo el mundo. ONU (2020)
Las dificultades sociales para este colectivo, en atención a la pandemia se ha recrudecido tal como lo afirma The sustainable development goals report 2020, la Covid-19 agudiza el riesgo de violencia contra las mujeres y los niños, en el entendido que deben compartir casa y la escuela no es solo lugar de aprendizaje, para algunos niños y niñas is a safe place, libre de vulneraciones a su dignidad.
De otro lado, se afirma por la ONU (2020), que la pandemia podría hacer retroceder los progresos logrados para poner fin al matrimonio infantil y la mutilación genital femenina, también ha generado una dificultad social para las niñas y mujeres el exceso de trabajo doméstico y /o no remunerado en casa, por lo que el tiempo de descanso se ha reducido o en otros casos es inexistente.
La práctica atentatoria de la MGF, o la ablación no es solo practicada en África y Asia, también con menos incidencia la comunidad indígena Emberá Chami en nuestro país la realiza, puesto que en el marco de su cosmovisión consideran que de no hacerlo el clítoris crecería desproporcionadamente pudiendo desarrollarse un órgano copulador masculino, también en el marco de sus creencias evita la infidelidad y la promiscuidad de las mujeres en su etapa adulta. En nuestro país esta práctica está en abierta discusión entre lo que se debe considerar la autonomía de los pueblos indígenas y lo que en nuestro sentir trasgrede los derechos humanos de las niñas, toda vez que no se les permite dar cumplimiento a lo dispuesto en el ODS 5.
En otro sentido, pese a que la brecha política ha ido cerrándose, en el entendido que en la actualidad las mujeres están asumiendo cada vez más posiciones o cargos de poder, aún estamos lejos de la paridad, pues la legislación no es suficiente parar declarar la igualdad de género, se necesita el abordaje de la pedagogía social para que materialización de este aspecto pueda generar expectativas adecuadas.
Por último, se debe seguir trabajando por la autonomía y poder de decisión de las mujeres incluso sobre su salud en especial la sexual y reproductiva.
¿Ayuda el feminismo a la igualdad de género?
La respuesta a esta interrogante lo abordaremos desde la percepción del feminismo que pregona Ngozi (2012), en realidad según la autora todos deberíamos ser feministas, esto no es solo cosas de mujeres y para mujeres, es necesario que los hombres hagan parte de este comprensión para que inicien por desfragmentar o desarticular los roles que hegemónicamente le han sido impuestos culturalmente a la mujer solo por el hecho de serlo.
En este siglo XXI y en atención al cumplimiento de la agenda 2030, estamos compelidos a crear un viraje en la forma de percibir y actuar en el mundo, por ello las nuevas generaciones deben evitar criar a las niñas basadas en estereotipos de género y situarse en la línea de las capacidades y habilidades.
La invitación que nos hace esta autora y de la cual nos apropiamos por considerarla útil para la puesta en marcha del constructo del ODS número 5, es la resignificación que le debemos dar a los términos, en especial cuando la cultura juega un rol indispensable, por ello si la cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si es verdad que no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar la cultura. Ngozi (2012).
Conclusiones
La construcción de un mundo sin discriminaciones es posible, entiendo a quienes este tipo de labor puede resultar abrumadora, pero si no se nos permitiera crear lazos y tender puentes entre la ciudadanía, resultaría inocuo.
Así las cosas, la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas y mujeres en lo personal consideramos desde la teoría e inclusive desde la praxis tiene muy buen manejo por parte este colectivo, aunque se hace la salvedad que no opera para todas las mujeres en todos los territorios, toda vez que en el continente africano existen países donde la reivindicación de los derechos de la mujer, apenas inicia su periodo en parvulario, pero a pesar de las dificultades sociales encontradas el relevo generacional es consciente que el desarrollo se logra entre todos y todas y por ello no pueden excluirse de ese acuerdo que supera el contrato social del señor Rousseau, la singamia que se requiere.
Por eso, queremos en estas líneas conclusivas del blog dedicarlas a reforzar la cultura ciudadana como antípoda a la discriminación con ocasión al género, donde el lenguaje asertivo, desprovisto de violencia genere espacios de conjunción de desarrollo para las comunidades, ciudades, países y el mundo.
Consideramos entonces, que la cultura ciudadana otorga así un papel clave a la ampliación de las posibilidades de comunicación, y en su versión actual reconoce también la necesidad de transformar la interacción entre ciudadanos, en dirección a una comunicación apreciativa que reconozca los avances y los logros de la ciudadanía y la ciudad; una comunicación no violenta donde sea posible que las personas comuniquen sus sentimientos y necesidades, lo cual puede llevar a elaboraciones sociales de los resentimientos causados por las agresiones que vive toda la sociedad. (Mockus 2003)., en especial cuando de temas de género se trata.
Coadyuvando, la tesis del profesor Mockus sus lineamientos son un aporte sustancial para la construcción de un mundo libre de vejámenes a la dignidad de la mujer en nuestro caso, queremos incentivar la co-construcción de ciudadanía con los formados más jóvenes, pues tal como lo señalaba Wollstonecraft a finales del siglo XVIII, sería inane emplear el cultivo de la mente solo para las mujeres, sino se vuelven participes a los hombres, recordemos que no se trata de una carrera de superioridades, es una agenda inclusiva en la que debemos reconocer la importancia del engranaje entre las personas sin distinción del género.
Así las cosas, los formados más jóvenes serán los encargados de replicar los hábitos saludables no solo con quienes se encuentran en su microsistema, sino generar un impacto a mayor escala, al estilo de interacción en redes por la ciudadanía y adecuada asunción de participación desde las instituciones educativas, donde pudiésemos crear los retos de comunidades libres de discriminación con ocasión al género.
Corolario de lo anterior, se quiere educar para la ciudadanía y para ello la principal herramienta es la igualdad de género para desarraigar esquemas mentales cuadriculados, que no dan paso a una educación intercultural, derechos humanos y solidaridad intergeneracional, en la que a través de la pedagogía social se conviertan en el fundamento de una sociedad sostenible y solidaria.
Referencias
Bernal, T. (2018). Los procesos de protección de niños, niñas y adolescentes en Colombia: Aportes de la Pedagogía Social y de la Educación Social. En F. Del Pozo (Comp.), Pedagogía Social en Iberoamérica y en Colombia: Fundamentos, ámbitos y retos para la acción socioeducativa (pp.177 – 197 Editorial Universidad del Norte.
Caride, J. A. (2017). Educación social, derechos humanos y sostenibilidad en el desarrollo comunitario. Teoría de la Educación, 29 (1), 245-272. http://revistas.usal.es/index.php/1130-3743/article/view/teoredu291245272/17350
Cortina, A. (2013) ¿Para qué sirve realmente la ética? PAIDÓS 88-116.
Melendro, M., González, Á., y Rodríguez, A., (2013). Estrategias eficaces de intervención socioeducativa con adolescentes en riesgo social. Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria, (22),105-121. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=135031394008
Melendro, M. (2018). Educación social con “jóvenes sin tiempo”: de la dificultad social y el conflicto a la inclusión en el tránsito a la vida adulta. Pedagogía Social en Iberoamérica y en Colombia. Fundamentos, ámbitos y retos para la acción socioeducativa (pp. 72-96). Universidad del Norte.
Mockus, A. (2003). Cultura ciudadana y Comunicación. La Tadeo, 68, (106-107).
Ngozi, C. (2012) Todos deberíamos ser feministas Random House 43-53
Organización de las Naciones Unidas. (2020). The Sustainable Development Goals Report 2020. https://unstats.un.org/sdgs/report/2020/The-Sustainable-Development-Goals-Report-2020_Spanish.pdf
Ramírez, C. (2008). Concepto de género: reflexiones. Ensayos, 8. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3003530
Sentencia T-030/17 (2017, 24 de enero). Corte Constitucional (Gloria Stella Ortíz Delgado, M.P.).
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2017/T-030-17.htm
Serret, E. (2001) El género y lo simbólico la constitución imaginaria de la identidad femenina. UAM-Azcapotzalco.
https://imaginariosyrepresentaciones.files.wordpress.com/2014/08/ser_est.pdf
Wollstonecraft, M. (2005). Vindicación de los derechos de la mujer. (M. Lois, Trad.; 2ª. Ed.). Taurus. (Trabajo original publicado en 1792)
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Comentarios
Hemos presenciado los múltiples avances que ha tenido la igualdad de género a lo largo de la historia, sin embargo, el proceso ha sido largo y tortuoso. Lamentablemente los pensamientos retrogradas y actitudes machistas impiden progresar aun más, al pensar en el machismo y en los pensamientos que este imparte automáticamente pensamos en los hombres, pero, debemos tener presente que un gran número de mujeres fueron educadas centrando el machismo en su vida y lo siguen impartiendo. No debemos bajar la guardia por lo poco que han conseguido las mujeres, la desigualdad y la opresión hacía nosotras aún se ve reflejada en los campos laborales y personales. Lograr un mundo ideal donde todos asumamos roles sin mirar nuestro sexo parece imposible y casi sacado de un cuento, no obstante, teniendo como base la educación podemos lograrlo.
Ciertamente, profe @malvarezc la cultura ciudadana representa una serie de costumbres, acciones o reglas mínimas que trabajan en conjunto para generar un sentido de pertenencia y a su vez una facilitación en la convivencia ciudadana con un respeto estable y duradero hacia las personas que conviven en el mismo entorno. Educar a la ciudadanía inculcando términos nuevos acerca de la igualdad de género y todo lo que engloba puede conllevar a un reconocimiento de los derechos y deberes de cada uno, junto a una vida digna, una interacción asertiva entre ciudadanos y un cambio de pensamiento hermético que solo genera discriminación. Enseñar con una comunicación no violenta donde se logre un intercambio de pensamientos puede ser la clave para reconstruir una dignidad que posiblemente ha sido quitada y que de esta manera se multiplicar un pensar más equitativo o amplio que se mantengan en las distintas generaciones futuras.
La autora Chimamanda tiene un pensamiento crítico y acertado, puesto que lo que realmente se quiere cambiar con el feminismo es el pensamiento de los hombres y que ellos vean en las mujeres las mismas oportunidades que ellos, la misma fortaleza para muchas áreas del conocimiento. Por esto es tan importante conocer de leyes y sobre todo tener un pensamiento basado en valores de justicia e igualdad puesto que con los valores en que realicemos cada acto y que enseñemos así se cambiara la historia del mundo, pues los valores son el principal método para producir un cambio, para poder infundir en que todos somos iguales y merecemos ser tratados de la misma forma sin necesidad de tener en cuenta su género y cuando digo esto me refiero a que así como las mujeres pueden ser amas de casa, los hombres también pueden, así como un hombre puede ser el mayor aportante económico de un hogar una mujer también puede hacerlo, son tantos aspectos que sobre todo en la manutención del hogar es un tabú que una mujer sea quien pueda o deba mantenerlo.
Basta con realizar un análisis mental para entender que la brecha de genero solo puede solucionarse desde la perspectiva de las personas afectadas, dado que es imposible imaginar e intentar ponernos en su lugar puesto que nuestros beneficios nos imposibilitan tal acción en su profundidad, lo mas sensato es educarnos desde el feminismo, de este feminismo que incluye a todos los seres humanos y que busca un consenso, no deberíamos desgastar el sistema legislativo en leyes que obliguen a que las mujeres ocupen cargos y que se les tenga en cuenta para los desarrollos sociales, ese no debería ser “el deber ser”, bastaría que con pedagogía correctamente aplicada, y con la intención de llevar a cabo lo aprendido para que estos propósitos sociales se desarrollaran, sin embargo nos vemos en la obligación de acudir a recursos de ultima instancia para que estos fines se vean mínimamente cumplidos, pues ese es el “ser” de nuestra sociedad actual, misma que no parece evolucionar y olvidar los constructos sociales que nos han llevado a esta problemática actual.
Es increíble que la MGF se dé de cualquier manera, es algo que realmente impacta desde cualquier punto de vista y es más increíble que por “cultura” se realice, considero que debería acabarse esta práctica y que debe hacerse ya, no se puede seguir permitiendo estos actos que sin duda dañan moralmente y físicamente el ser humano femenino.
En cuanto al COVID, lastimosamente si se ha prestado para ocasionar daños en la comunidad femenina, no es un secreto que gracias a la cuarentena total que estuvimos viviendo, el papel protagónico se lo llevó la violencia intrafamiliar que lastimosamente las más perjudicadas es la comunidad femenina y que claramente esto se viene viviendo desde hace mucho tiempo sólo que ahora con mayor intensidad.
Es necesario que la violencia hacia la mujer bajo cualquier término debe cesar.
Es momento de que la sociedad comprenda que somos valiosas.
En términos generales me encuentro en completa comunión con respecto a las conclusiones formuladas, pero debo acotar de manera respetuosa y muy personal, que las sociedades en el ejercicio de implementar en modo real la igualdad y equidad entre hombres y mujeres, no puede con ello desnaturalizarse la feminidad, pues vemos en algunos casos que activistas mujeres llevan al extremismo la igualdad del género, lo que sin duda alguna no puede ser aceptado, porque esto entra entonces en contraposición con la libre personalidad de aquellas que desean sentirse femeninas y que se les reconozca como tal. En efecto, hablando en términos más generales, que por abanderar la igualdad de genero, o incluso por abanderar la no discriminación por distintas inclinaciones sexuales, no se termine cayendo en un círculo vicioso en el que los que pretendan ser reconocidos en sus derechos terminen lesionando a quienes no los reconocían.
Aunque las mujeres han logrado verdaderos avances, los hechos nos recuerdan que ciertamente todavía nos queda mucho por hacer para hacer realidad la igualdad entre hombres y mujeres.
Ya sabiendo que el objetivo de la igualdad de género es el empoderamiento de las mujeres en una más alta participación escolar, un trabajo remunerado y un mayor porcentaje de mujeres en política parlamentaria.
Y esto con el fin, en primer lugar, poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas debe ser una prioridad. Disminuyendo así la violencia sexual, hasta la violencia a manos de un compañero sentimental y violencia psicológica que van en contra de los derechos humanos.
En un segundo lugar, mujeres y hombres deben tener la misma igualdad de oportunidades, y responsabilidades para que la igualdad sea una realidad.
Y en un último lugar, escuchar a las voces de las mujeres.
Hemos tenido un avance significativo en materia de normatividad nacional e internacional que promueven la inclusión, el respeto, la no discriminación contra la mujer y la equidad de género.
No obstante, a estas considerables aproximaciones, concuerdo que lo esencial para lograr estos objetivos es la implementación de estrategias pedagógicas que promuevan una cultura educativa tendiente a derribar esos paradigmas sociales que a lo largo de la historia y por muchos siglos han originado, fomentado y favorecido la disparidad de género en todos los ámbitos de la vida.
Es más que evidente lo alejados que estamos como sociedad de la igualdad o equidad de género, en este caso vemos la perspectiva más a fondo sobre Nigeria, pero no podemos dejar de un lado lo que pasa en nuestro continente y país. Es verdad que poco a poco las mujeres hemos logrado ir escalando en puestos públicos, en la “dependencia” que nos han impuesto sobre los hombres, etc, pero nos hace falta mucho camino, no estamos ni a la mitad… Necesitamos enseñar a esta generación y a las próximas que somos capaces, que somos guerreras y que podemos con cada una de las imposiciones que nos pone la sociedad; no somos la sombra de un hombre, no somos menos que un hombre y no vinimos al mundo para complacer al hombre.
Esta lectura nos brinda una visión global y bien planteada de la lucha del género femenino a través de la historia para demostrar su tenacidad e independencia del género masculino, para quitar poco a poco el estigma planteado en la sociedad sobre que por nuestra contestura física somos menos… No somos menos, somos iguales, tenemos ideas, tenemos conocimiento y tenemos una voz.
Colombia es un pais donde diariamente suceden todo tipo de violaciones en contra de las mujeres, la falta de legislacion y la falta de pedagogia social, las ha convertido en un blanco expuesto a criticas y en los peores casos a la muerte. Esta pandemia ha reflejado las falencias que tenemos como sociedad y pais permitiendo que se maltraten y ultrajen los derechos de las mujeres y niñas desde su propio hogar, debemos construir una identidad social que rechaze todo tipo de actos machistas y prejuicios sociales que impidan una vida digna en las mujeres.