Pensamientos iniciales

Me rehúso a creer que ser profesor universitario en la actualidad, en tiempos que la profesora Marina Garcés denomina como la “condición póstuma” en permanente amenaza de la destrucción de estructuras antiguas y de la sobrevivencia de la especie, se haya convertido en el tedioso momento de esperar en las clases a los estudiantes solo para conservar las viejas costumbres de antes de la pandemia, es más, las mismas de un poco después del Y2K.

Antes de que muriera Manfred Max-neef, premio nobel de economía alternativa, tuve el privilegio de asistir a una de sus conferencias en un Congreso sobre extensión universitaria en Cartagena decía que las universidades latinoamericanas siguen en su permanente positivismo y sus paradigmas disciplinares que no permiten hacer de algo complejo como aprender un proceso interesante, dinámico y sobre todo con sentido. Ahora, en el tiempo de lo póstumo, donde estamos avocados a la sociedad alfabetizada e ilustrada, pero con falta de criterio y pensamiento propio se hace más que nunca necesario darle sentido a esto que llamamos aprender en la universidad.

Pues como todos los finales anunciados, el de la educación superior también está en disputa, tanto como los de las artes, la filosofía, la literatura, en un mundo donde los nuevos sujetos o sujetos de lo póstumo están cada vez más interesados en aprender a través de redes sociales, youtube o tutoriales de tick tock lo que el conocimiento formal y universal antes daba para profesionalizar, investigar, aportar y servir al mundo. Si lo pensamos es un problema ontológico real de nuestro tiempo. Seres sociales e individuales sujetos a estructuras de aprendizaje normalizadas en escuelas tradicionales con paradigmas positivistas del siglo XX cuando ya los imaginarios de futuro se vencieron y vivimos en la amenaza y en la sobrevivencia. ¿Recuperar el sentido de aprender? ¿Vivir o sobrevivir con una profesión? ¿Amar lo que hacemos o rendir? ¿Para qué estudiar una carrera profesional, un a maestría, un posgrado? ¿Para que enseñar a ser profesionales en nuestros contextos inmediatos? En este marco ontológico de incertidumbres aparecen nuevos paradigmas y políticas educativas en Colombia como a finales del viejo milenio apareció el concepto de competencia traído de la lingüística. Hablamos ahora de Resultados de aprendizaje.

La sola palabra de resultados nos lleva a pensar en un proceso, la hegemonía del sentido nos dicta que hablamos entonces de una educación basada en proyectos donde el resultado, muy a la manera neoliberal educativa, nos augura que la sociedad del rendimiento y la condición posmoderna nos tocó a la puerta, sin haber superado o asentado la modernidad del concepto de competencia. Unas nociones que, a mi juicio, y según lo que ido descubriendo, se acercan más al enfoque de pensamiento de diseño y al aprendizaje ágil, lo cual se desarrolla desde el enfoque de la creatividad y también del mercadeo, antes que, de cualquier paradigma pedagógico, y tiene una amplia literatura que emerge a raíz de lo que conoce como pedagogías activas y diseño curricular invertido. También participé como tutora en la Escuela del Realismo Mágico cuya principal metodología era ágil basada en el pensamiento de diseño.

Con todo lo anterior en mente, quiero contarles lo que ha sido el proceso de diseñar y crear una experiencia de aprendizaje en donde vengo aprendiendo, desde hace varios años.

Problemas pedagógicos por resolver

Al comenzar el 2018 en mis cursos de antropología lingüística, y a la fecha de hoy en general, noto la misma apatía y dificultad de enamorar a los estudiantes de estructuras gramaticales y de generar interés por la conservación de lenguas indígenas en una consciencia plena de documentación. No obstante, el programa de Antropología no tiene una línea fuerte de lingüística para una maestra como yo esta demanda de sentido y de urgencia de resolver problemas del territorio desde la academia me llevarían a buscar maneras de invitar a los estudiantes a crear un blog de contenidos digitales para difundir la diversidad lingüística y cultural del Caribe colombiano.

Esta estrategia fue desarrollada bajo un diplomado de Innovación y tecnologías de la información que asumí en el Cetep, Centro de tecnología y pedagogía de la Universidad del Magdalena, estos años antes de la pandemia (ADC- Antes del Coronavirus/ DC-Durante el Coronavirus) ya tenía un interés y unos resultados, iteraciones permanentes con los estudiantes a través del Blog Multiglosa Caribe en donde comenzamos unas dinámicas de aprendizaje y enseñanza que el día de hoy, a 2022, ya quiero reinventar porque veo necesario ampliar la fuente de creatividad de la cátedra que imparto y veo necesario entrar a un nuevo nivel, y porque ya me aburrí, la verdad sea dicha. Esta experiencia nos llevó a ganar un reconocimiento en el InnovaFest 2021, apropiando la tecnología a las formas de hacer frente a la pandemia.

ADC también tomé unos cursos de Diseño pedagógico inverso y DC tomé virtualmente a través de la plataforma Teams otros cursos de Diseño curricular y pedagogías activas que derivaron en mejorar las clases virtuales, de las cuales también quedaron algunas experiencias gratas y no tan gratas con respecto al curso. Durante pandemia, o DC, paradójicamente fue más difícil alentar a los estudiantes a desarrollar contenidos digitales, asumo que por el tema de conexión virtual y el cansancio que esto implicó más que nada. Sin embargo, hicimos una colaboración COIL y un intercambio internacional que derivó en un encuentro virtual con la Universidad de Yucatán, un gran aliado a la hora de motivar los resultados de aprendizaje.

Este año, nos impusieron el reto de cambiar, adaptarnos y reinventar la educación a partir de la dirección ministerial de implementar los resultados de aprendizaje a los micro currículos. Juiciosamente atendimos el llamado, me llevó algo de tiempo comprender los nuevos formatos, y es que al parecer la educación se ha convertido en una burocratización de fundamentos, más allá del sentido bancario que tenga, al parecer se nos pide flexibilizar con la rigidez de los formatos, en la contradicción se encuentra nuestra mayor humanidad.

Asumí el reto de diseñar el curso con los presaberes y con la petición de las rúbricas y requerimientos ministeriales sin perder de vista la experiencia que traía, la cual básicamente consistió en un proyecto de grupo que solucionábamos y a partir del cual cada estudiante se involucraba en la creación de unos contenidos, en la solución de un problema: el de la falta de consciencia de la diversidad lingüística en el Caribe Colombiano. Este semestre trabajamos además en modelos híbridos y nos tocó aprender con otra plataforma a los docentes para poder cumplir con los espacios de equilibrar horas presenciales y horas virtuales como parte de las transformaciones institucionales que derivan en el micro currículo. Este primer semestre del 2022 ha sido toda una experiencia emocional de volver a clases y mental de los retos de cómo enseñar después del aislamiento y las implicaciones de la pandemia. En este punto, casi terminando el semestre, tengo que decir que una cosa fue lo diseñado otra lo implementado y otra lo terminado y acto seguido voy a describir los aprendizajes más importantes durante la reelaboración y la transición hacia el diseño de experiencias de aprendizaje basada en resultados.

El problema ontológico del ser docente o ser creador

Asumimos el reto de diseñar un curso sobre “Resultados de aprendizaje” para la plataforma del Cetep Bloque 10, Ecosistema de aprendizaje, en discusiones variadas cada viernes hemos prototipado 4 versiones y parte del diseño lo constituye este contenido que escribo como una narrativa transmedial sobre el mismo. Las primeras discusiones nos llevaron a pensar en el sentido de los cursos que impartimos lo que implican los Resultados de un proceso de aprendizaje y a preguntarnos por nuestro rol como docentes universitarios en cada saber disciplinar, por supuesto los resultados de cada programa y la armonización con lo que se propone en los planes de estudio.

Asumirse como creador de experiencia de aprendizaje es pensar el diseño con sus nociones de intención, propósito e iteración del aprendizaje. Con este punto de partida en mente nos dimos cuenta de lo necesario y lo pertinente que es pensar en formar desde resultados y las competencias del docente como diseñador de experiencias de aprendizaje. Pues lo primero fue apreciar entre el equipo de varios profesores de la Unimagdalena  cómo cada cual entiende los resultados a su manera y hay necesidad de un consenso en hablar el mismo idioma en lo que se refiere a entender que es un resultado.

Los resultados que habíamos diseñado en el microdiseño, en la planeación inicial, quedaron superados por la experiencia. Les prometimos a los estudiantes llegar a un resultado y, sin embargo, al menos en mi caso, tuve que verme en la necesidad de hacer varios ajustes a la planeación:

• Seguir en la curaduría de lecturas y contenidos. Me tocó darme cuenta de las necesidades de los estudiantes y los hábitos que traían de las clases virtuales más enfocados a la agilidad y a la rapidez en la visualización de contenidos. Extraer narrativas de lecturas y ajustar los contenidos al propósito del diseño que fui encontrando a lo largo del desarrollo del curso respondiendo a la pregunta ¿Qué necesitan aprender los estudiantes de Antropología lingüística para ser profesionales en la antropología? A partir de esto empecé a implementar una práctica de trabajo de campo que derivó en un trabajo real de curso donde avanzaron los estudiantes cada uno a su ritmo y en sus diferentes niveles de desempeño, la actividad se hizo en el marco de la conmemoración de los 60 años de la Universidad del Magdalena y dejó en evidencia que para los estudiantes del primer curso de lingüística me toca adaptar y curar los contenidos del segundo curso. Sencillamente enfocar el reto en el hacer, en el resultado y en los niveles de desempeñó me llevó a darme cuenta del exceso de contenidos del curso que estoy impartiendo y de que puedo ajustar la ruta de profundizar en el aprendizaje a través del aprendizaje activo.

• Coherencia entre contenidos, actividades, propósito e intención del diseño. Como creadora de experiencia de aprendizaje aprendí a prototipar buscando lo más simple que un estudiante puede hacer en el curso, el nivel de desempeño básico que implica de por sí una realización de una actividad profesional, esto lleva al estudiante a complejizar el aprendizaje a lo largo del curso y sus niveles de desempeño en vez de hacer el proceso lineal de llevarlos al final del proyecto durante las 17 semanas del curso, esto además en concordancia con la adecuada selección de contenidos y lecturas según las implicaciones de los retos del aprendizaje diseñado.

• El resultado es diferente de la evidencia y de las actividades. El resultado de aprendizaje es un enunciado abstracto, deriva del desarrollo de los niveles del conocimiento que los estudiantes adquieren a lo largo del curso, la evidencia es algo tangible que determina la evaluación de este resultado y las actividades son las provocaciones o intermediaciones que diseño para llevar al estudiante a llegar a ese resultado, el proceso mismo de la enseñanza que se evalúa a través de las actividades. El resultado siempre es activo, fáctico, contextual y deriva de la creación de soluciones a problemas que tienen que ver con la profesión del estudiante y que sólo en la asignatura que imparto se aprenden a resolver. Por ello los resultados de aprendizaje se facilitan cuando derivan de la propuesta de retos de enseñanza. Los retos son para los estudiantes y nos permiten ubicar los niveles de desempeño de comienzo a fin de curso, y cómo llevarlos en una evaluación por procesos hacia los resultados.

• Lo simple es más complejo de lo que parece. Un currículo orientado a lo simple nos permite crear rutas para alcanzar los retos propuestos y potenciar la autonomía del estudiante con contenidos creados y diseñados, elegidos, por el docente para dinamizar el proceso de enseñanza, depurando todo aquello que perturba el camino de llegar al resultado y potenciando la posibilidad de profundizar en la solución de un problema a partir de la motivación por el resultado mismo desde el comienzo del curso. Esto es que el estudiante se de cuenta de que puede hacer una labor profesional con sentido en la asignatura y mejorar en sus niveles de dominio en la misma hacia el final.

• Cada experiencia de aprendizaje está mediada por el error. En los primeros cursos que impartí a través del proyecto del blog de Multiglosa Caribe me di cuenta de que era más factible y provechoso para los estudiantes arrancar primero por hacer contenidos sobre un tema de diversidad lingüística y después llevarlos a la formalidad de escribir un anteproyecto con los formatos estandarizados para aplicar a becas y financiación de proyectos. Esto solo lo pude apreciar en la iteración. Es necesario hacer conciencia de los errores, las faltas en la iteración para llevar a los estudiantes a ampliar sus conocimientos y colaborativamente optimizar el resultado de su aprendizaje.

Finalmente, y aunque no todo está dicho, terminé con dos prototipos muy diferentes de mi curso de Antropología Lingüística y el de Lingüística general para implementar el otro semestre bajo esta noción de diseño. Ser creadora de una experiencia de aprendizaje me permite empoderarme como docente en un mundo donde la autonomía forma cada vez más ciudadanos analfabetos ilustrados, esto es, sujetos que leen y consumen contenidos por todos lados en la internet pero que falta en ellos su agencia y autonomía para pensar, crear soluciones, innovar y así mismo solucionar problemas de su entorno inmediato. Ser un docente creador de experiencias de aprendizaje a partir del resultado de aprendizaje me permite darle sentido a lo que estoy haciendo, me permite no solo aportar a reinventar la educación sino adquirir habilidades y competencias que realimentan mi vocación como docente, y esta para mí es la ganancia y la resignificación de enseñar a los profesionales del hoy que crean el mañana.

Angélica Hoyos Guzmán

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Comentarios

  1. Tiene usted razón mi querida profe Angelica ya estamos en una sociedad moderna en donde los jóvenes quieren aprender o adquirir el conocimiento solo a través de la redes, inclusive prestamos más atención a lo q dice, publican o dan una opinión sin fundamento; no queremos leer o mejor dicho investigar para tener nuestro propio criterio y realizar nuestras propias criticas. Es un reto cada vez más para el docente diseñar esas nuevas estrategias de aprendizaje en donde enseñe al estudiante no solo adquirir conocimiento, sino en diseñar, crear , innovar, prototipar, discutir.

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