Nuevas perspectivas en la apreciación de la revolución tecnológica. 

¿Se imagina usted por estos días vivir en un mundo sin tecnología? 

No cabe duda de que estos tiempos de pandemia que estamos transitando han cambiado nuestra forma tradicional de trabajar, de comunicarnos, de proyectarnos socialmente y de relacionarnos, incorporando de forma acelerada y casi permanente elementos tecnológicos que no constituyen tan solo una herramienta, sino que impregnan de un modo paradigmático la sociedad misma. 

Los esfuerzos por resistirse a semejante desafío parecieran resultar infructuosos, ya que prácticamente todo el universo que nos circunda está estrechamente ligado a esta revolución. En esta travesía iniciada hace ya mucho tiempo el hombre ha logrado proyectar su esencia misma en el proceso creativo tecnológico plasmado en forma patente en la herramienta. 

Transitar este camino de análisis y reflexión  supone atravesar diferentes corrientes de pensamiento, impregnadas de matices algunas de ellas o radicalmente opuestas otras tantas, generando una verdadera discusión filosófica sobre su naturaleza. 

Ernst Christian Kapp ha sido un pionero en este aspecto, considerando fundamentalmente que el hombre proyecta su esencia y su modo de ser en la tecnología, como una “concreción material del mundo interno de las representaciones” (Rueda Ortiz y Quintana Ramírez, 2004)1

Muchas concepciones ubican a la tecnología como una ciencia aplicada, reduciéndola al objeto diseñado para ejecutar alguna tarea. Pero podemos sin embargo a priori vislumbrar que la tecnología se erige como algo que supera la simple herramienta, no es tan sólo el artefacto, sino que parece confundirse con la ciencia misma. Y más aún, de un modo intrínsecamente articulado, se fusiona mediante nexos conceptuales, ideológicos y de relación con ésta y la cultura. Incluso algunos pensadores van más allá, como Heidegger, quien considera que lo técnico llega a dominar a la ciencia.

Por otro lado tenemos la apreciación netamente pragmática, al valorar cuáles son las implicancias fácticas en el desarrollo tecnológico. Aún en este sentido, la tecnología no se erige como el mero instrumento sino que termina influenciando de un modo ineludible a la misma sociedad, a tal punto que para muchos ya debemos hablar de “tecno-cultura” o “tecno-humanidad”.

Otra de las aristas sumamente interesantes es la relación de lo tecnológico con lo político. De tal manera que de forma indiscutible se ubica a la tecnología como un elemento que debe ser analizado y tomado en cuenta a la hora de planificar el tipo de sociedad que queremos construir y el tipo de Estado que queremos proyectar. Los sistemas sociales son influidos necesariamente por los adelantos tecnológicos pero, a su vez, muchos de estos adelantos surgen como expresión de ciertas necesidades sociales, económicas o políticas. Inclusive las políticas educativas debieran reflexionar a fondo el impacto que la tecnología tiene en la cultura, al tiempo que debieran fomentar una educación para el pensamiento creativo y la innovación en pos del desarrollo. Esto ha sido particularmente evidente en los tiempos de COVID.

Pero también es evidente que para las nuevas generaciones esto no es vivido como un desafío, más aún, su apropiación tecnológica precoz nos lleva a reflexionar sobre la naturalidad con la que ésta se asimila y articula a la vida diaria. Existiría, entonces, un “modo de ser” tecnológico, una manera especial de relacionarse con el entorno, ciertamente en conflicto con las generaciones predecesoras, quienes en muchos casos, o bien se resisten al cambio y a la innovación, o bien le temen.

 En este presente vertiginoso, en el que nuevas herramientas tecnológicas van mutando la forma en que se concibe al mundo circundante y nos relacionamos los seres humanos, debemos estar abiertos a esta nueva realidad, toda vez que no dejamos de cuestionarnos hacia dónde nos dirigimos y qué sociedad estamos proyectando.

Referencias

1 Rueda Ortiz R, Quintana Ramírez A, 2013. Ellos vienen con el chip incorporado. Aproximación a la cultura informática escolar. (3ª Ed). Cap. 1 p 46. Bogotá. Colombia.

Lectura complementaria: https://www.mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/MinTIC-en-los-Medios/151986:Colombia-esta-entre-los-mejores-gobiernos-digitales-en-el-ultimo-ranking-de-la-Ocde

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