Los profesores somos víctimas de la falacia de planeación
“No nos alcanzó el tiempo para cubrir todos los temas, seguimos la próxima clase”. Esta frase, tan recurrente en la educación, ¿qué significa realmente? Aunque siempre estamos extrañados de que no nos alcanza el tiempo, ni para las clases ni para las reuniones, seguimos organizando los temas bajo la falacia de planeación. Aún peor, lo hacemos inmersos en un océano informático que se expande a un ritmo vertiginoso. En 1900, la información humana se duplicaba cada 100 años; hoy, lo hace cada 12 meses y muy pronto ¡lo hará cada 12 horas!
Padecemos una cantidad abrumadora de información en el mismo tiempo limitado de siempre: proyectos de 20 requisitos, cursos de 20 temas, reuniones de 20 pendientes en 8 horas laborales, cinco (o más) días a la semana. Cuando no priorizamos caemos en la falacia de planeación.
Pero, ¿qué es la falacia de planeación?
Es un fenómeno psicológico que nos afecta a todos. Se caracteriza por la doble tendencia a subestimar los recursos necesarios y sobreestimar los resultados positivos de un proyecto (Kahneman y Tervsky, 1979; Kanheman, 2011). En otras palabras, con un optimismo excesivo, minimizamos requisitos y sobreestimamos resultados.
En el diseño de experiencias educativas, caemos en la falacia de planeación cuando minimizamos el tiempo que necesita un estudiante para desarrollar habilidades profesionales. Aún peor, cuando sobreestimamos su nivel de competencia al finalizar el curso. Falazmente, pensamos que al escuchar conferencias en una clase o resolver cuestionarios, de forma competente, administrará una empresa, diseñará emprendimientos, desarrollará soluciones de software y resolverá problemas del futuro próximo.
Si el estudiante desarrolla habilidades de planificación en experiencias con planeación falaz, inconscientemente, aplicará las mismas mediciones de tiempo en sus proyectos futuros. ¿Cómo rediseñamos las experiencias educativas sin caer en la falacia de planeación?
¿Ignoramos experiencias pasadas al planificar el futuro?
El investigador del MIT, Roger Buehler, afirma que los observadores tienden a pronosticar los tiempos de un proyecto con mayor certeza que los actores. Los primeros, personas que evalúan las tareas de otros, tienden a usar información de experiencias pasadas para hacer pronósticos objetivos; los actores, en cambio, priorizan sus planes actuales sobre los datos históricos y lo hacen con un optimismo extremo (1994).
Así pues, cuando somos actores, ¿por qué nos sorprende que las reuniones no alcancen? Si asignamos 10 temas de trabajo en una reunión de dos horas, cada tema recibirá solo 12 minutos de procesamiento, tiempo insuficiente para abordar temas educativos complejos como microdiseño, plan de estudios o acreditación. Entonces, ¿cuánto tiempo debemos asignar a un tema?, ¿15, 30 o 60 minutos? Dejemos de trabajar con agendas sobrecargadas. Permitamos que las experiencias pasadas realimenten los diseños futuros.
Apliquemos el mismo principio en clases: ¿cuánto tiempo necesita un estudiante para desarrollar habilidades profesionales?, ¿cuántos temas puede procesar en una clase o, seamos realistas, cuántas clases necesita para procesar un tema complejo? Lo que el profesor explica en una hora, el estudiante lo procesa en varios días, en distintas actividades.
¿Cómo erradicamos la falacia de planeación de nuestros diseños ?
Como profesor universitario, dirijo el curso de “Animación” del programa de Cine y Audiovisuales. Originalmente, este curso estaba compuesto por cinco proyectos audiovisuales, pero ahora solo tiene dos. En la versión original, los estudiantes trabajaban arduamente para obtener resultados frustrantes en cada técnica; ahora, con solo dos proyectos priorizados, producen mejores resultados y son mucho más competentes.
Esta optimización fue posible gracias a la colaboración con otro docente. Juntos, calculamos que el estudiante solo tenía tres sesiones para cada proyecto y que este tiempo era insuficiente para aprender cada método a profundidad. ¿Cuál era entonces la mejor manera de asignar más tiempo a cada actividad? ¡Priorizar! Como dijo Patrick Lencioni “Si todo es importante, nada lo es” (2000).
Progresiva y reflexivamente, retiré proyectos del curso, uno en cada período académico, hasta llegar a los dos más importantes. Con este cambio, el desempeño estudiantil y los productos finales mejoraron notablemente. Priorizar lo importante salvó al curso de la falacia de planeación: maximizamos el tiempo y estimamos resultados de aprendizaje viables.
¿Hubiera podido hacer este rediseño solo? Mi apuesta es que no. La sinergía entre docentes es esencial para tener experiencias optimizadas. ¿Por qué? Vimos que los observadores calculan más objetivamente los tiempos de un proyecto. La colaboración, más que beneficiosa es fundamental.
Diseño educativo conversacional contra la falacia de planeación
El proceso descrito es un proceso de diseño educativo. Usted también puede reducir la falacia de planeación en sus cursos. Un primer paso consiste en aplicar los siguientes principios de diseño:
- Prioriza los temas fundamentales: Antes de cada curso o módulo, es fundamental realizar una revisión minuciosa de los temas para definir cuáles son fundamentales, importantes o complementarios (Wiggings y McTighe, 2005). Los primeros se deben trabajar en varias clases, los otros pueden tener menos prioridad.
- Agrupa en ‘4 Bocados’: En línea con el principio anterior, los temas priorizados pueden agruparse en grupos de ‘4 bocados’, o chunking en inglés, (Kosslyn, 2020). Si priorizamos y agrupamos la información, los estudiantes procesarán retos alineados a su nivel de competencia.
- Intercala: Si tu curso tiene demasiadas conferencias, intercala esas actividades pasivas con aprendizajes más activos; si tiene demasiados proyectos prácticos, intercala conferencias o discusiones. Cuando intercalas actividades, el estudiante procesa a profundidad los nuevos conceptos y habilidades. (Arrieta et al., 2024; Laurillard, 2012).
Sinteticemos
Afrontar la falacia de planificación requiere un enfoque crítico, realista y colaborativo. Como educadores, tenemos la oportunidad de diseñar una planificación reflexiva, que mejore las experiencias educativas. Cursos, conversatorios, talleres donde nuestros estudiantes desarrollarán hábitos y habilidades de planeación profesional.
Pero solo será posible con diseño colaborativo. Cada docente como observador realimentando el trabajo del otro. Más que una ayuda es una necesidad.
Más allá del salón de clases, si colaboramos con los administradores educativos, tendremos planificaciones más aterrizadas, efectivas y conversacionales. Juntos, dejaremos de minimizar los requisitos y estimaremos resultados viables.
Reflexiona
Por lo pronto, reflexiona en los comentarios, ¿has detectado alguna falacia de planeación reciente?.
En futuras ocasiones, cuando estés planificando algún proyecto o curso, cuando lo termines míralo de nuevo y pregúntate: ¿estaré cayendo en una falacia de planeación?
Diseñemos “Menos conferencias, más experiencias”
Con diseño educativo conversacional podemos tratar males como la falacia de planeación y la Vacaloca-B10 . Más información la encontrará en los distintos posts de Bloque 10 sobre Innovación Educativa y próximamente en el libro “Menos conferencias, Más experiencias” (Arrieta et al., 2024. En preparación).
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Referencias
Arrieta et al. (2024, en preparación) “Menos conferencias, más experiencias”. Unimagdalena.
Buehler et al. (1994). “Exploring the “Planning Fallacy”: Why People Underestimate Their Task Completion Times”
Laurillard, D. (2012). “Teaching as a design science: Building pedagogical patterns for learning and technology”. Routledge.
Lencioni, P. (2000). “The Four Obsessions of an Extraordinary Executive”. Jossey-Bass.
Kahneman, D., & Tversky, A. (1979). “Intuitive prediction: Biases and corrective procedures. TIMS Studies in Management Science”, 12, 313-327.
Kahneman, D. (2011). Thinking, fast and slow. Farrar, Straus and Giroux.
Schilling, D. R. (2013). “Knowledge doubling every 12 months, soon to be every 12 hours”. Industry Tap.
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Comentarios
Excelente información. Aprovecharé este receso para hacer esa reflexión que es necesaria en nuestras preparaciones. Gracias por compartir esta información, el tiempo previo que se le invierta a la planificación es ganancia.
Profe,
cuando reflexionamos juntos estamos colaborando,
cuando colaboramos mejoramos el diseño
cuando mejoramos el diseño llegamos más lejos.
Estaré gustoso de escuchar cómo se transforma su clase con la priorización.
¡Interesante post! Creería que integrar un mentor community contributor con sesiones uno a uno con el estudiante, ayudaría a mejorar la comunicación asertiva.
Saludos Mario,
Quiero entender bien tu comentario. ¿El mentor contribuir sería para las Clases, Bloque 10, Brightspace?
A mí el tema me resulta vital. Cada día escucho expresiones como “hay mucho trabajo”, “no hay tiempo” y la verdad es que el problema no está en ese presente específico sino en la planificación previa. Que más y más profesores, estudiantes y profesionales discutamos del tema garantizará una mejor planificación y diseño.
¿Recuerdas algún caso reciente?
Me encantó esta lectura. Pensé que era la única que pensaba así.
Profe es complejo. Un tema de colectivos.
Por la falta de priorización, los estudiantes pasan de semestres con mucha adquisición pasiva de información a otros sobrecargados de proyectos.
Es preciso que todos discutamos y prioricemos los cursos. En verdad el tiempo es lo más valioso.